domingo, 19 de septiembre de 2021

Alas rotas y pisoteadas

Grievous Angel (Gram Parsons, 1974)

  

COUNTRY ROCK. Este es el segundo álbum en solitario de Gram Parsons. El último grabado por él, aunque publicado tras su trágica desaparición. Un disco póstumo que, como suele ser habitual, plantea un buen número de interrogantes. Esto ha ocurrido siempre, desde Jimi Hendrix a Jeff Buckley, aunque hay que decir que las canciones aquí están en un estado mucho más avanzado, mucho más terminadas que esos dos casos mencionados. Más en sintonía con testamentos sonoros como Pearl (Janis Joplin, 1971).

Y canciones más hechas siempre suponen un disco mejor. Parsons estaba en su momento más bajo por su adicción galopante a los opiáceos y al alcohol. Llegó al estudio, en el verano del 73, siendo constantemente cuidado y vigilado por una Emmylou Harris que se preocupaba de que no se pasara demasiado, aunque nada de esto se nota en un disco que nos muestra lo profesional y lo gigantesco que era Gram cuando cogía la guitarra. Si antes se ponía a tono a la vista de todo el mundo, ahora, palabras de su manager, lo hacía a escondidas. Más pulcro, más elegante, pero tal y como se demostraría al final, mucho más peligroso.

Aunque tuvo que echar mano de bastante material ajeno para completar el álbum, otra muestra de su estado, Parsons salió muy satisfecho con el resultado de las sesiones, dando por terminadas unas canciones a las que solo les faltaba ser mezcladas. Tenía también preparada la portada y el título antes de irse para siempre, pero su viuda metió la mano y cambió demasiadas cosas como para que no nos preguntemos si esto que tenemos delante es el disco que pretendía sacar Gram al cien por cien. Una duda que siempre revolotea cuando el artista se va antes de ver publicado su material. Una tragedia y mil preguntas sin respuesta en el disco más idolatrado del de Florida. Quizás demasiado, aunque esto se antoje ruín ante tantos mares insondables, tantos corazones ardiendo y tantas horas de oscuridad apuñaladas por el dolor y la desesperación.

★★★

A1 Return of the Grievous Angel 4:19
A2 Hearts on Fire 3:50
A3 I Can't Dance 2:20
A4 Brass Buttons 3:27
A5 $1000 Wedding 5:00
B1 Medley Live From Northern Quebec
    a. Cash on the Barrelhead 2:12
    b. Hickory Wind 4:15
B2 Love Hurts 3:40
B3 Las Vegas 3:29
B4 In My Hour of Darkness 3:42
Total: 36:14

Gram Parsons dio su parte del trabajo por finalizada y decidió tomarse unas vacaciones en el Parque Nacional Joshua Tree, en California. Un lugar que le encantaba desde los 60, cuando era miembro de los Flying Burrito Bros., y que consideraba su refugio favorito. Apenas unas semanas después, el 18 de septiembre, como culminación a todos esos días de excesos de todo tipo, sufrió una sobredosis provocada por el alcohol y la morfina y murió en el Joshua Tree Inn donde se alojaba.

Según parece, había retomado una relación con una antigua compañera de instituto y estaba iniciando los trámites de divorcio con su esposa, Gretchen. Al no culminarse estos, esta última se convirtió en heredera directa de su legado, de ahí que acabara tomando decisiones capitales que cambiaron (mucho o poco, no lo sabemos con certeza) la cara del disco póstumo que se acabó publicando.

Para empezar cambió la portada, en la cual aparecía Gram con su amor platónico y fuerza fundamental en el disco, Emmylou Harris. Curioso, ya que, según todo el mundo, a Gretchen nunca le había importado la relación más o menos profesional de su marido con la cantante. Algo le importaría, cuando también cambió el título planeado, Sleepless Nights, por el de Grievous Angel. Al hacerlo, sacó del tracklist final la canción del mismo título, una "Sleepless Nights" que, junto a ""The Angels Rejoiced in Heaven Last Night" y "Brand New Heartache", no pasaron su criba. Según las malas lenguas, para minimizar la participación de una Harris cuyo nombre iba a aparecer en la portada junto al de Gram. Al final, Gretchen la colocó en los créditos y gracias.

Según la viuda, la portada original era de mal gusto. Puedo estar de acuerdo en que no es la mejor fotografía posible para colocarle a un disco, pero Gretchen, ¿de verdad era peor que esa foto amputada con ese fondo azul tan deleznable? La envidia, qué mala es.

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