martes, 5 de octubre de 2021

Osamenta seca

Dry As a Bone (Green River, 1987)

GRUNGE. Estamos en los albores del grunge, ese sonido que iba a reventar el mundo del rock en mil pedazos cuando más falta hacía. A algo menos de un lustro de ese apocalipsis que fue Nevermind (Nirvana, 1991), pocos podían vaticinar la que se nos venía encima. Menos aún con precursores de la sequedad, o mejor aridez, de estos Green River que criaban en su seno a miembros de lo que iba a ser Mudhoney, Mother Love Bone o Pearl Jam.

En este EP, el segundo en su haber, había de todo menos inmediatez. En su mezcla imposible entre el heavy blues de Black Sabbath y el post-punk de The Birthday Party removidos inclementemente en la hormigonera de los Melvins, podemos reconocer algo de lo que luego sería Mudhoney, pero muy poco, tal vez nada, de lo que iba a hacer Pearl Jam, por mencionar las dos bandas más significativas que surgirían de aquí tras partir peras.

¿Y qué hay en estas cinco detonaciones? Rock sulfúrico y oscuro, con una base blues muy densa que tenía bastante en común con lo que hacían los primeros Soundgarden. También ese alarido asilvestrado de un Mark Arm que aún no se colgaba la guitarra para no poner brida a esa barbarie vocal marca de la casa. Ingredientes, al fin y al cabo, que no casan para nada con una comercialidad que nunca estuvo bien vista entre los habitantes de este mundo subterráneo, pero que gracias a su agresividad sin domesticar, hoy suena auténtica y brutal como un tajo en el estómago. E igual de desagradable.

★★★☆☆

1 Unwind 4:43
2 Baby Takes 4:22
3 This Town 3:24
4 P.C.C. 3:42
5 Ozzle 3:11
Total: 19:22

Precisamente la visión opuesta entre Arm, por un lado, y Jeff Ament y Stone Gossard, por el otro, a la hora de firmar con una multinacional desembocó en la ruptura de un grupo que de todas formas tocaba como si estuviera abocado al abismo.  

El primero acabó formando Mudhoney, perdonen la pesadez. Los segundos, Pearl Jam. Las diferencias estaban claras desde el principio. Salivazos sanguinolentos contra digitaciones épicas, The Stooges contra Led Zeppelin, y por supuesto, independencia artística contra impacto global. ¿Y la integridad, quién se la queda? Se abre el debate, señoras y señores.

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