jueves, 6 de abril de 2023

Ladrillazo

Thick as a Brick (Jethro Tull, 1972)

 

ROCK PROGRESIVO. Empecemos con la intrahistoria. Es bien sabido que el quinto álbum de Jethro Tull surgió como respuesta a todos los que afirmaban que su anterior trabajo, Aqualung (1971), era una ópera rock abonada al concepto, cosa que Ian Anderson siempre negó y que trató de dejar claro con esta continuación en la que satiriza ese tipo de discos con el álbum más conceptual y endiosado que pudo salir de su imaginación.

En Thick As a Brick todo gira alrededor de Gerald Bostock, un imaginario genio de ocho años del que se supone que son las letras del disco. Por supuesto, nada de esto es verdad y todo lo que sale de la boca de Anderson ha sido escrito de su puño y letra, por mucho que lo adornen todo con fotos y textos alusivos en un artwork que, eso sí, es una auténtica maravilla.

Un envoltorio que le va que ni pintado, aunque también sea una prueba más de las ínfulas insufribles de las que se alimenta un disco que no hay quien se trague. Toda una pieza de música ininterrumpida salvo por la necesidad de girar el vinilo para cambiar de cara. El exceso llevado al grado máximo en una alianza con la música clásica que les queda enorme. Que todo este rechazo que me produce seguro que tiene mucho que ver con esos toques de flauta que mi oído no puede tolerar, eso lo reconozco. Pero aun siendo culpa mía, lo cierto es que no le veo la gracia al chiste de tres cuartos de hora que se marcaron los de Luton con este ladrillazo. Por lo menos no se puede decir que no lo advirtieran, pero ni eso me consuela.

★☆☆☆☆

A Thick as a Brick
B Thick as a Brick
 
Total: 44 min. 

Xxx

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