VERSIONES COUNTRY. "Estas canciones son la última declaración de Johnny. Estas son la más honesta reflexión de que la música era lo más importante en su vida. Esta es la música que Johnny quería que escucháramos". (Rick Rubin)
Puede sonar a justificación por haber metido mano en los arreglos finales de estas grabaciones terminales, pero no, no hace falta disculpa alguna ante tan bendita manipulación. Gracias a esa intromisión podemos disfrutar de otra joya del último Cash.
Y es que el pozo con las colaboraciones Cash/Rubin parece no tener fondo (ya prometen un American VI). Y visto lo visto, la alegría para el oyente es infinita. A través de esta serie de grabaciones hemos presenciado casi en directo el declive físico y la sabiduría intacta del venerable. En su voz arrugada está claro el rastro de la enfermedad y del tiempo cruel. Por eso cuando nos canta canciones en las que nos confiesa que no ha podido resolver todavía el misterio del amor, además de frustración, nos provoca solidaridad y gozo. Podemos seguir soñando con que hay todavía algo puro en este mundo. Tampoco es moco de pavo la historia del hombre que ha perdido a su esposa. Hay que tener valor para cantarla en su pellejo. Con voz temblorosa, cansada, sin aliento al final de cada verso. Con la voz de la VERDAD.
El testamento (hoy por hoy) de un hombre asediado por la fama y el desastre. Una muesca más en el revolver de su leyenda. Y un alivio. Porque entre el grito de auxilio a Dios y la declaración orgullosa de "ya me he librado de los trabajos forzados" solo hay algún suspiro y más de una lagrimita, pero nada que huela a derrota. ¡Ah! Y también nos encontramos la última canción que compuso ("Like the 309"). ¿Quién hay hoy en día capaz de igualar esto?
★★★★☆
Total: 42:46
Este es el primer álbum póstumo de la serie American y supuestamente contiene su auténtico testamento musical. Al ser una destilación de las cincuenta últimas canciones que Cash grabó e incluir la última que compuso, se puede considerar el colofón a toda su carrera. Todo esto independientemente de que ya estuviera proyectado un American VI con el que cerrar el ciclo.
A la espera de dicho cierre, podemos decir sin miedo que será difícil que iguale el nivel de lo que suena aquí. En un más difícil todavía, el de Arkansas consigue superar el tono autobiográfico que ya había elevado a lo insuperable con American IV: The Man Comes Around (2002), su última obra en vida. La forma en que estas canciones, en su gran mayoría ajenas, se entrelazan con su vida y encuentran ecos en su propia experiencia, mezclada con ese hálito terminal que le da a su voz una cualidad fantasmagórica hacen que no se pueda sonar más melancólico ni más salvajemente honesto.
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