On earth as it is in heaven II

American VI: Ain't No Grave (Johnny Cash, 2010)

VERSIONES COUNTRY. Poco después del fallecimiento de Johnny Cash, allá por 2003, Rick Rubin solo tenía claro que sacarían un capítulo más de su muy exitosa serie con el de Arkansas. American V: A Hundred Highways (2006) iba a ser, por tanto, la última entrega de esa gran novela. Quizás haya para dos discos de entre las alrededor de cincuenta canciones que dejó grabadas el maestro antes de irse, declaró en realidad. Y es ese "quizás" el que resulta revelador en todo esto.

Porque, por mucho que nuestras ganas nos empujen a responder que sí de inmediato, habría que pensarse bien la respuesta a la pregunta, ¿era realmente imprescindible esta sexta entrega? La carne se había puesto sin mesura alguna en el quinto, no hay más que oírlo. Este además solo dura media hora. ¿No son demasiadas pistas como para pensar que el manantial se estaba agotando? ¿Se dejan cosas en el tintero para futuros lanzamientos? Son preguntas interesantes, aunque la calidad suprema e intachable del predecesor haría de esta última jugada del estiramiento del legado un gesto más bien inútil, a la vez que otorga credibilidad y honestidad al trabajo de un Rubin al que hay quien llega a cuestionar, aunque no sabemos muy bien el porqué.

Lo cierto es que American VI sigue ahondando de una manera más morbosa si cabe en lo funerario, en la caducidad de un artista que suena terminal en toda la extensión del término. Cada canción en la que se rebela contra la muerte, cada canto a la vida en forma de réquiem inexorable no dejan de ser clavos que va amartillando sobre su ataúd. Hay quien ha dicho de estas canciones, grabadas en las mismas sesiones que las que formarían parte del álbum anterior, que nos presentan a un Cash en cuidados paliativos. Sin entrar a comentar lo atinado o lo oportunista de la comparación, creo que al menos sirve para hacerse una idea de lo que nos vamos a encontrar aquí. Una colección de canciones que, por enésima vez, juegan a conmovernos con la pornografía luctuosa de lo moribundo. 

Efectividad cien por cien, eso por supuesto. Que ya está bien de darle tantas vueltas a la idea, también. Pero es que sopesando pros y contras, y a pesar de que la calidad de este conjunto esté más bien por debajo de la de sus hermanos mayores, creo que nunca nos vamos a hartar de refocilarnos en contar los pasos que nos quedan para alcanzar el abismo. Nada más que por eso todo lo que canta aquí el Hombre de Negro se convierte en una despedida más que digna. A no ser que los herederos se saquen cosas de la manga, que parece que no, creo que aquí sí que llega el momento de decirlo: hasta siempre Johnny. Nos volveremos a ver.

★★★☆☆

1 Ain't No Grave 2:53

2 Redemption Day 4:22

3 For the Good Times 3:22

4 I Corinthians 15:55 3:38

5 Can't Help but Wonder Where I'm Bound 3:26

6 Satisfied Mind 2:48

7 I Don't Hurt Anymore 2:45

8 Cool Water 2:53

9 Last Night I Had the Strangest Dream 3:14

10 Aloha Oe 3:00

Total: 32:21

No es lo más original del mundo, pero siempre tendrá su aquel el adornar el disco con el que despedimos a un artista para siempre con una foto de su infancia, sin duda, una de las primeras que se debió tomar John R. Cash.

Una manera muy obvia de cerrar el ciclo y de saldar cuentas, pero que siempre va a funcionar. Más aún cuando la enfrentamos a la que puede ser la última foto pública que se tomó del artista. Una instantánea que podemos ver a la izquierda y que fue sacada por Mary Stuart el 9 de septiembre de 2003, solo tres días antes de su partida.

Sí, al final volvemos a regodearnos en lo morboso. Es como si tratáramos de entender el porqué de nuestra caducidad, intentar percibir qué se siente en esos momentos, si se percibe que el final está tan cerca, si nos sentiremos en paz con nosotros y con el mundo. Cosas que no se pueden contar y que solo sentiremos cuando las vivamos. Que tarde o temprano nos va a tocar. Eso es indudable y creo que por eso nos atrae tanto como nos perturba.

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