FLAMENCO POP. Estaba en todo su derecho. Reivindicar la figura gigantesca de Carmen Amaya a casi tres lustros vista de su desaparición era necesario y una cuestión de justicia. Además, se da el caso de que el oficiante es nada menos que su primo, con lo que el derecho no se discute. Otra cosa son los resultados, más bien tibios o en todo caso matizables.
Lo peor de todo son los arreglos de guateque que se cuelan en un par de temas (demasiados en definitiva). Unos arreglos caducos que si estuvieron de moda, cosa que me cuesta creer, no van a volver a estarlo nunca más. Una prueba de que no siempre lo antiguo es lo mejor a lo que agarrarse. La cosa cambia horrores cuando Juan se dedica a desbrozar los palos más clásicos, llámenme reaccionario. Ahí descubrimos a un cantaor profundo y cumplidor. Uno de esos que siempre gusta escuchar, aunque no vayan a cambiarte la vida ni nada de eso.
Tampoco es que los arreglos mencionados molesten por igual. Depende del tema. En canciones como "A ti te conozco yo" (muy Peret) quedan en un segundo plano tras la atinada melodía. Lo que pasa es que entre tanto vaivén, tanta sacudida, ahora rumbero, ahora profundísimo, me cuesta entrar en el disco. Una de esas obras que cuentan con las mejores intenciones del mundo, pero que no han conseguido hacerse una sola cosa a partir de sus quebradas, variopintas y desdibujadas partes. Pero las escuchas acaban dejando claro que tiene temazos y eso me acaba conquistando.
★★★☆☆
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