ÓPERA DISCO. Con este estreno, el dúo francés nos ofrece una obra que gira alrededor del concepto religioso mientras se baña en hedonismo y hasta paganismo electrónico sin pudor alguno. Lo que realmente engancha de su concepto es cómo juegan con la parafernalia del cristianismo para ofrecernos una Biblia de la carne ante la que solo podemos sentirnos descolocados y casi diría que aturdidos.
"Genesis", "Let There Be Light", "Waters of Nazareth"... Títulos que hablan por sí mismos para tratar de imponer seriedad y espiritualidad en medio de un océano encrespado de sonidos entre lo tétrico y lo luminoso, con coros euforizantes y rugosidades de tecno turbio. De primeras no es música disco, ya lo avisan ellos mismos, a pesar de la etiqueta que se han buscado. Tampoco una ópera propiamente dicha, aunque sus conexiones con la música clásica y su intento por buscar un concepto como hilo vertebrador puedan decir lo contrario. Lo que pasa es que al final sí que hay algo de ambas cosas. Porque, como ya sabemos, detrás de toda mentira se oculta siempre un resto de verdad.
Un resto de verdad mínimo que sirve para que creamos en esta banda a pesar de que jueguen al despiste. A pesar de que lo que hacen no tenga mucho recorrido si no te has convertido ya a la secta de la más pura electrónica. No, no esperen ver la luz si no disfrutaban de antemano con lo tecnológico o con las partituras más clásicas. Que tampoco eso garantiza el disfrute, que quede claro. Por mucho que lo que aquí suena rezume calidad y finura por los cuatro costados. Me gusta, sin medias tintas. Lo que no tengo claro, una vez más, es que lo disfrute lo suficiente.
★★★☆☆
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