Páginas

martes, 27 de agosto de 2024

Huyendo de la posmodernidad

La segunda década del siglo XXI no aclara mucho acerca de la crisis de una industria que encuentra un respiro, además de en los festivales y conciertos, en la vuelta del vinilo como formato con pujanza entre coleccionistas de todas las edades. Un motivo para tomar aliento que tratan de aprovechar, cómo no, con una paulatina subida de precios que no sé si va a acabar revirtiendo la situación otra vez. Lo cierto es que, objeto de lujo o no, los discos se vuelven a vender y lo más curioso es que no siempre con el objetivo de ser escuchados. Aunque no se lo crean, hay una tendencia a coleccionar el objeto por su valor estético, llegando a haber compradores que ni siquiera disponen de giradiscos para escucharlo.

Un detalle que podría no tener mucho que ver con la evolución musical de la que tenemos que dar cuenta, pero que sí que lo tiene. En ese aspecto frívolo, consumista, de usar y tirar. Exactamente lo mismo que la música comercial de estos tiempos. Una música en la que dominan los sonidos urbanos de corte latino, reguetonero para más señas, y que, más que nunca hasta este momento, busca el impacto en la forma hasta no importar que quede totalmente vacía de contenido.

En los cenáculos más alternativos y exquisitos sigue, cómo no, habiendo motivos para el jolgorio. No en el rock precisamente, que alguna cosa buena surge de vez en cuando, sino en el rap y derivados, la electrónica y el pop más exigente. También en una nueva vida para el jazz, que apareado con mil sonidos inimaginables, cuenta con un estado de salud inmejorable. La fusión al fin y al cabo, señoras y señores. Ya lo decía T.S. Eliot en los albores del siglo XX: el pastiche es la única forma de arte que nos queda. No sé si algo de lo que escuchamos trascenderá y seguirá teniendo interés de aquí a diez o veinte años (no digamos ya dentro de un siglo), pero tampoco me cabe duda alguna de que pocos artistas de ahora crean con esa pretensión en mente.

 

(Clic en las portadas para más información)

 

10 Cosmogramma (Flying Lotus, 2010)

Si alguien ha conseguido acercarse a hacer jazz con un portátil, ese es sin duda Steven Ellison. Y no es de extrañar, cuando lleva el gusto inconmensurable de todo un J Dilla en el corazón y la trascendencia mística de su tía abuela Alice Coltrane en las venas. Pero aun así, no se me antoja nada fácil lo que consigue con su tercer disco. Y es que en su vibración sintética transmite la misma emoción tórrida y turgente del mejor bebop. (...) 



 9 Skeleton Tree (Nick Cave & the Bad Seeds, 2016)

Cuídense de los discos paridos con dolor. Aléjense de los que nacen motivados por la pena. Suelen ser constructos ombliguistas, impostados, que no interesan a nadie más que a su autor. Suelen, pero a veces no.

Skeleton Tree, vaya título, poco para la imaginación. La negrura y lo raquítico que sucede a la pérdida. Motivaciones demasiado oscuras sobre las que basar cualquier obra. Nick Cave dice que lo necesitaba. Que el dolor tras perder a su hijo adolescente había que purgarlo de alguna forma. (...)

 

8 Black Messiah (D'Angelo, 2014)

Vuelve D después de catorce años. Y vuelve totalmente diferente. Hasta ha cambiado su banda de acompañamiento y ahora lo pone con letras bien gordas: "...and The Vanguard". Ha pasado mucho tiempo y todo ha cambiado, bueno todo no, la calidad sigue ahí, intacta, inconmensurable, espectacular. Le ha bastado dar una certera vuelta de tuerca a su sonido para actualizarlo y prepararlo para su lanzamiento a un futuro que lo va a acoger con los brazos de par en par. (...)


7 To Be Kind (Swans, 2014)

Tercer monolito monumental en la segunda venida del grupo afincado en New York City. Tercera prueba de dominio absoluto. Tercera reliquia para atesorar. Un disco rotundo y sin fisuras. Una obra completísima y redonda de principio a fin. Tanto que, tres décadas después de su estreno discográfico, podemos estar hablando del mejor disco de Swans en toda su historia. Y eso, para cualquiera que conozca medianamente cómo se las gasta esta banda, es decir mucho. Muchísimo. (...)

 

6 Double Negative (Low, 2018)

Low se destapan a casi veinticinco años de su debut discográfico con una obra vanguardista y distorsionada. Una grabación cargada de ese helor digital que, cuando se trabaja como es debido, es capaz de hacerte sentir el vértigo de estar sentado al borde de los confines del tiempo y el espacio. Un disco que supura hermosa y doliente modernidad ahora y dentro de mil años. (...)


 

5 ★ [Blackstar] (David Bowie, 2016)

Bowie sacó este disco y murió. Así, sin avisar, sin tiempo para la despedida. El caldo de cultivo perfecto para la especulación y el ansia por ver en Blackstar el testamento profético de uno de los artistas más geniales que hayan existido. La estrella negra, la enfermedad, el pánico a la muerte, el deseo de trascender, todo se apelotona en los análisis sesudos que tratan de despedazar el último grito de Bowie en el que claro que hay un poco de todo eso, pero como no podía ser de otra forma, hay muchísimo más. (...)

 

4 The Epic (Kamasi Washington, 2015)

Kamasi Washington, la sensación del jazz del nuevo milenio, se mueve entre los entendidos en una continua dicotomía imposible. Los aficionados que lo han escuchado con atención no consiguen ponerse de acuerdo. ¿Lo que hace el saxofonista en este disco es mucho más que simple jazz? ¿O por el contrario se queda corto y su música nunca podrá llamarse jazz por pura incapacidad? Ahí queda lanzado el reto de responder al enigma con estas casi tres horas de música espiritual, torrencial y única por encima de todas las dudas que pueda suscitar. (...)

 

3 Let England Shake (PJ Harvey, 2011)

Ajena a la palabra estancamiento. Así se ha mostrado la Harvey durante 20 años de carrera. Y claro, no iba a venir ahora a cargarse dicho mérito. Así pues la sorpresa que produce este Let England Shake lo es menos cuando atendemos a quién lo firma. Polly Jean vuelve a coger las riendas de una carrera sin parangón y se sumerge en el fango de un proyecto que abandona muchas cosas. Las más llamativas: ese torrente de sentimientos propios que borboteaban en sus escritos y las instrumentaciones ortodoxas del rock (eso ya lo había iniciado en White Chalk (2007)). Ahora la de Dorset nos habla de problemas más globales y lo hace arropada por autoharpas, saxos y samplers, y a la vez explora los límites de un trino agudo que hiela la sangre.

El conflicto está servido. Let England Shake es un título que se las trae. La Gran Guerra con sus montañas de muertos y el dolor sangrante vertebran un disco que enseña su título en portada y letras grandes. "Que tiemble Inglaterra" parece un recordatorio de un pasado doloroso y también es una advertencia de lo que nos vamos a encontrar dentro. Y es que PJ Harvey no se anda con chiquitas y nos sorprende con su actitud más crítica. Dispuesta a no dejar títere con cabeza, carga contra su querida Inglaterra. Contra su colonialismo y su sed de sangre. Y a la vez está cargando contra la avaricia, la desidia, la falta de humanidad y la injusticia mundial. Y eso es lo que en realidad ha hecho siempre, aunque antes era a través de sus heridas profundas. Pero aquí la cantautora se muestra más humana y más sincera. La madurez le sienta bien, no hay duda. La veo más certera en sus ataques, y por eso el disco duele tanto. (...)

 

2 My Beautiful Dark Twisted Fantasy (Kanye West, 2010)

Kanye West nunca ha sido un eremita precisamente. Por eso, cuando las voces más autorizadas ya anunciaban a bombo y platillo que su nuevo álbum iba a ser un hito del maximalismo, la cosa se ponía como para echarse a temblar. Como detalle, para que nos hagamos una idea, echemos un vistazo a las voces que colaboran en "All of the Lights", posiblemente el tema más rutilante de todos. Ahí podremos escuchar a Drake, John Legend, The-Dream, Alicia Keys, Fergie, Elton John, Ryan Leslie, Charlie Wilson, Tony Williams, La Roux, Alvin Fields, Ken Lewis, Kid Cudi y Rihanna. Gente de enjundia en el rap, el R&B, el pop y alrededores, me dicen. Y si, como yo, no conoces ni a la mitad, da igual, porque el elenco apabulla solo por acumulación.

Toda una declaración de intenciones en el disco que iba a significar su resurrección artística después del retiro autoimpuesto que inició tras su incidente con Taylor Swift en los MTV Awards de 2009. Desde su retiro en Hawái, Yeezy planeó y grabó un álbum en el que no se dejó nada en el tintero. Un canto doliente y eufórico a la vez a la fama y sus consecuencias, al maravilloso paisaje que se otea desde la cima y a los efectos devastadores que sobrevienen al hecho de vivir permanentemente bajo los focos. ¿Y hace esto con un disco intimista y recatado? Para nada. Podría ser lo más coherente, pero Kanye es famoso por destrozar todas las expectativas, así que su renacer discográfico se parece al de un ave fénix. Fuego y estruendo para unas canciones cargadas de barroquismo y una magnificencia superlativa en su intento por emular revoluciones artísticas del nivel de Pet Sounds (The Beach Boys, 1966) o Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (The Beatles 1967).

 

✠✠✠

 

1 To Pimp a Butterfly (Kendrick Lamar, 2015)


El alcance de la obra maestra de Kendrick Lamar es tan vasto que al principio no sabemos en qué fijarnos. ¿En su condición de bomba sociopolítica con todo su activismo social? ¿En su vertiente de autoafirmación para toda una raza que se ha hartado de ser vapuleada? ¿En su perfil de autoayuda como obra de referencia que te enseña que se puede salir del gueto para vestir los colores más brillantes de la riqueza y el prestigio? ¿Debemos quedarnos quizás en la maravilla de unas músicas que no tenemos ni idea de dónde han salido? Es todo demasiado apabullante, pero las escuchas nos van marcando el camino y nos llevan a la conclusión de que en realidad da igual. Que todo es un continuo y un conjunto inseparable. Que podemos saltar de uno a otro detalle para volver a ponernos el disco y descubrir cosas que se nos habían pasado o para completar las que creíamos que ya comprendíamos a la perfección.

Casi todo el mundo lo sabe o al menos lo intuye, pero por si acaso hay alguien que todavía no se ha enterado, lo diré bien claro. La obra maestra de Kendrick Lamar no es solo un hito en su canon, no. Su tercer álbum es una obra de arte desde cada uno de los flancos que elijamos para fiscalizarla. En lo lírico, lo conceptual, lo musical y en todo lo que se deriva de ella o se inspira en ella, To Pimp a Butterfly es una de las mejores cosas que nos ha dado la música y la cultura afroamericana en este nuevo siglo. Si no te quieres parar a desentrañarla, a paladearla, a disfrutarla en todo su multifacetado e imponente esplendor, cosa que no entendería de ninguna manera, solo échale un vistazo al videoclip de "Alright". Un ejemplo casi al azar que me sirve para explicar el nivel de un artista sin parangón en nuestros días. Porque además de hacerlo todo bien, tiene el secreto que solo los más grandes atesoran: el saber rodearse de los mejores y saber sacar de ellos justo lo que necesita en cada momento. Ya sea Kamasi Washington al saxo o a los arreglos de cuerda de todo el disco, las labores en la producción y ese bajo indescriptible de Thundercat, o el trabajo de Colin Tilley para la realización del videoclip mencionado, la grandeza de esos artistas redunda en la de Lamar en una retroalimentación de efectos devastadores.

La grandeza de este disco supera lo que podamos expresar con simples palabras. A pesar de que estas son la materia prima sobre la que el artista ha construido toda su carrera. Por mucho que le sirvieran en un par de años para ganar todo un premio Pulitzer, ahí es nada, se quedan en los huesos cuando intentamos usarlas para tasar la grandeza de un álbum que sobrepasa las expectativas y los lugares comunes que siempre hemos asociado con el hip hop. La riqueza musical, expresiva y semántica es tal aquí que no vamos a poder abarcarla ni en mil escuchas. De verdad, no quiero sonar hiperbólico, pero con cosas como esta, si es verdad que el rock está muerto y enterrado, tengo que decir que me importa bien poco.

 

AÑO A AÑO

 

2010

5 High Violet (The National)

Inaugurando la segunda década del siglo XXI, The National se proponen ofrecer su versión, la más flamante y actualizada, del post-punk, como si eso le importara ya a alguien. Lo que pasa es que una cosa es la teoría y otra la práctica, porque en su intento por dotar a la música más abisal del drama más epidérmico dan con algo, sí, novedoso y personal. Algo a lo que poder agarrarnos en tiempos de descreimiento máximo. (...)

4 2 (Retribution Gospel Choir)

En este discazo, Sparhawk desfoga a base de bien. Fogonazos grandiosos como "Hide It Away", con ese estribillo y ese solo atremolado, se mezclan con la barbarie de "Your Bird", "Poor Man's Daughter" o "Electric Guitar", donde conjuran al Neil Young más salvaje en una colección de solos catárticos. Un disco para cualquiera que se estremezca con los matices que pueden salir de una guitarra eléctrica a toda tralla, pero que no se olvida de la melodía. (...)

3 My Father Will Guide Me Up a Rope to the Sky (Swans)

La vuelta de Swans después de doce años sin grabar no podía ser más espectacular. Con este disco de título extenso, los de Michael Gira erigen un nuevo monumento a la excelencia trabajando esa bendita colisión entre belleza y abrasión que los ha hecho únicos. La dureza de su propuesta se expone con claridad meridiana en la introducción con esos casi 10 minutos de puñetazos a la boca del estómago de "No Words/No Thoughts". Es una carta de presentación impresionante pero solo un pequeño ejemplo de la grandeza que esconde el disco. (...)

2 Cosmogramma (Flying Lotus)

(Ver arriba).

1 My Beautiful Dark Twisted Fantasy (Kanye West)

(Ver arriba).

 

2011

5 Belong (The Pains of Being Pure at Heart)

Cuatro décadas de indie rock resuenan aquí pletóricas, con elegancia y sabiduría. De My Bloody Valentine a Jesus & Mary Chain y de Smashing Pumpkins a New Order, estos americanos saben lo que les gusta y saben hacerlo sonar. Si les falta personalidad y la voz es quizás demasiado plana, lo palian con pelotazos como "Heaven's Gonna Happen Now", "Heart in Your Heartbreak" y mi favoritísima, "My Terrible Friend". Soniquetes de ruido inmaculado para acompañarte de aquí a la eternidad. Lo que no quita que les falte algo, redondear la jugada. (...)

4 Apocalypse (Bill Callahan)

Bill Callahan entrega con Apocalypse su obra más madura y más rotunda. Puede que no la más disfrutable, eso sí. El cuarto álbum a su nombre fuera del paraguas de Smog es un dechado de virtudes que estallan en plenitud. Un disco adulto que refulge con melodías tan prístinas como huidizas. Un producto donde el proceso de creación parece haber sido congelado en un rictus encantador. Unas canciones que parecen haber sido cazadas al vuelo más que compuestas. (...)

3 Kaputt (Destroyer)

¡Cojones con el Dan Bejar, este! No me lo esperaba, pero he disfrutado esta semana de un gran disco, uno de esos que me reconcilia con esto de pelearse con cosas nuevas que no siempre apetecen. Un disco de corte casi soul y sin casi. Soul blanco con un toque a lo Prefab Sprout que siempre viste lo suyo. Una música que se acerca peligrosamente a mi odiado A.O.R. pero que al final consigue darle prestigio al género. Como si del Aja (Steely Dan, 1977) se tratara, es capaz de hacerme olvidar el bostezo para creerme esos arreglos y esas cadencias tan sutiles y tan envolventes. (...)

2 Agadez (Bombino)

Bombino tiene mimbres suficientes como para ser el Jimi Hendrix del desierto. Lo que no significa que deba conformarse con eso. Aquí deja claro que lo suyo va más allá. Su blues tuareg es demasiado tórrido y personal, demasiado africano como para que pueda venderse al turista más casual y menos comprometido con una autenticidad que en estos tiempos habría que preservar como una auténtica reliquia.

1 Let England Shake (PJ Harvey)

(Ver arriba).

 

2012

5 Vers les lueurs (Dominique A)

En su noveno disco nos encontramos a un artista en busca de la luminosidad, dejándose arreglar por flautas y una exuberancia casi vegetal. Todo un paisaje bucólico que envuelve a un nuevo Dominique A, uno al que no le importa vestir su intimismo de ropajes espeluznantemente bellos. Unos ropajes que no ahogan a las canciones, sino que las hacen refulgir como nunca antes en su carrera. (...)

4 Y'Anbessaw Tezeta (Gétatchèw Mèkurya & The Ex & Guests)

Después de la que liaron con ese ya lejano Moa Anbessa (2006), tuvieron que dejar la cosa en reposo. No me cabe duda de que las giras que precedieron, y sobre todo sucedieron, a la caudalosa colaboración entre el saxofonista etíope y los anarcopunks holandeses fueron extenuantes. Por eso, en principio no debían quedar fuerzas para dar continuidad a una colaboración que nació y creció a base de sudor, sangre y un entusiasmo nada común en las edades por las que se movía el saxofonista. (...)

3 good kid, m.A.A.d. city (Kendrick Lamar)

Con títulos como "Compton", su revisión al alza del gangsta rap y la producción ejecutiva de Dr. Dre, Kendrick Lamar parecía querer lanzar un mensaje bien claro sobre la dirección de su segundo álbum, el primero en un sello de entidad. Con estos indicadores, sobra un poco decir que el disco desarrolla la vida del rapero en los años previos a la edad adulta, rodeado por la droga y el crimen en Compton, barriada dura donde las haya, situada en la periferia al sur de Los Ángeles. Entorno que, como todo buen aficionado sabe, vio nacer a los seminales N.W.A., cuya presencia sobrevuela de alguna manera el corazón de un disco que es mucho más que pistolas y violencia, todo hay que decirlo. (...)

2 channel ORANGE (Frank Ocean)

La finura de Frank Ocean en este estreno discográfico propiamente dicho lo convierte en el nuevo gurú de la música negra y le otorga la dura responsabilidad de una vara de mando que no debería asustarle en absoluto. Ya lo había anunciado con rotundidad en una mixtape que no tuvo edición oficial ni formato físico más allá de internet, pero con su primer CD lo deja todavía más claro: el futuro es ahora. (...)

1 The Seer (Swans)

Michael Gira permanece intacto en su obsesión, maldito en su herejía que ya dura treinta años. Treinta añazos como treinta soles oscuros irradiando esa infinita luz negra que solo él sabe fabricar. Para celebrar esta longevidad saca este apocalíptico The Seer poco más de un año después del rejuvenecedor My Father Will Guide Me Up a Rope to the Sky (2010). (...)

 

2013

5 Shaking the Habitual (The Kniφe)

¿Los suecos se vuelven étnicos? Eso es lo que nos grita la apertura de su nueva "obra maestra". Y aunque el latido selvático lo infecta todo siquiera levemente, los siguientes temas huyen de eso en pos de una cabalgada furiosa entre lo trepidante y lo turbio. (...)

4 Push the Sky Away (Nick Cave & the Bad Seeds)

Nick Cave se encierra con su cuaderno de notas, y con la ayuda de sus sempiternos Bad Seeds, fabrica su decimoquinto disco, una vuelta al lirismo que no se olvida del despelote rockero que supuso Dig, Lazarus, Dig!!! (2008). El veneno sigue impregnándolo todo, pero estas canciones suenan bastante más desoladas, con la participación fundamental de un Barry Adamson que vuelve al hogar que dejó en 1986 tras ese enorme Your Funeral... My Trial, y con un Warren Ellis imperial, que sirve una ración de drones y loops marca de la casa. Los latidos de ese corazón diminuto y tembloroso que da la vida a este bebé fantasma. (...)

3 Enormous Door (The Ex & Brass Unbound)

The Ex se alía con ese cuarteto de vientos inclasificable que es Brass Unbound para darle un revolcón a lo étnico desde el lado de la electricidad y la ventolera despendolada del jazz más libérrimo. En un disco que actúa como epílogo de su experiencia africana y que todavía tiene mucho de esa pulsación (no creo que nunca les abandone, la verdad). Un epílogo más eufórico y fiestero, casi verbenero en algunos tramos. Dicho esto como un cumplido, que quede claro. (...)

2 m b v (My Bloody Valentine)

Tantos años después no podemos más que babear ante lo que nos ofrecen My Bloody Valentine aquí. No se trata de esperar que repitan un jugadón como el de Loveless (1991). Ni el tiempo ni el espacio lo permiten. Pero si son capaces de seguir jugando con las brumas digitales y la electricidad vidriosa como lo hacen aquí, podemos decir que, una vez más, Kevin Shields y los suyos pueden hacer lo que les dé la gana. Yo se lo voy a comprar siempre.

1 Yeezus (Kanye West)

(...) habría que entrar a analizar las calidades de lujo de una obra que vuelve a dar motivos de peso para situar a West como uno de los mayores creadores del siglo XXI en esto de la música negra. Esta vez desde el lado opuesto de sus últimos movimientos. Con un disco oscuro y casi industrial. Un álbum despojado de artificios y en el que mandan los sonidos disfuncionales, rotos y metalúrgicos. (...)

 

2014

5 LP1 (FKA Twigs)

Esa cara, todo ese tizne, esos moños... Las comparaciones con Björk saltan a la vista ante el disco de debut de esta chica. Luego te lo pones y sí, algo hay, pero no lo suficiente como para sentenciar a la artista británica. Ni las prodigiosas bases instrumentales ni su voz entre el susurro y el trino celestial ni unas melodías a la vez extrañas y frágiles como el cristal te permiten obviar el hecho de que estás ante una de las sensaciones del nuevo milenio. (...)

4 Wine Dark Sea (Jolie Holland)

En su sexto disco, Jolie Holland se deja abrazar por la electricidad como nunca. Las guitarras anegadas de trémolo o de rayos y truenos son las que marcan la tónica en un ejercicio borrascoso, denso y abisal como no acostumbraba a mostrarnos la de Houston. Será por eso que, a pesar de que suene demasiado a tópico, lo vea como su obra maestra en cuanto a ambición artística. (...)

3 Benji (Sun Kill Moon)

Que Mark Kozelek siempre ha ido a lo suyo no es ningún secreto. Que en esta aventura que llama Sun Kil Moon sigue siendo el que parte el bacalao, tampoco. Otro de esos proyectos con nombre de banda en los que él es el que pincha y corta. Otro de esos nombres a seguir y que todo melómano debería probar. Tampoco digo que sea obligatorio zambullirse de lleno en su catálogo, pero sí que merece la pena darse un paseo por alguno de sus discos. Y ¿por qué no este? Además de pasar por ser el más aclamado de su canon, cuenta con algún que otro gancho melódico más de la cuenta, algún que otro giro dinámico, algo que puede parecer un estribillo, algo que puede pasar por arreglo. Cositas que alejan la música del de Ohio de la rutina siquiera por unos segundos. (...)

2 Black Messiah (D'Angelo)

(Ver arriba).

1 To Be Kind (Swans)

(Ver arriba).

 

2015

5 Art Angels (Grimes)

Grimes crea una conexión imposible entre su Canadá natal y el extremo oriente. Un acercamiento en lo estético, en ese feísmo colorista que está tan de moda entre una juventud cada vez más resabiada y más difícil de sorprender. Con todos los trucos de la modernidad en su arsenal, graba este disco en su estudio casero y consigue dejar boquiabierta a media humanidad con sonidos y planteamientos nunca escuchados anteriormente. (...)

4 Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit (Courtney Barnett)

Lo que más sorprende del estreno de la cantautora australiana es su capacidad camaleónica para transportarnos con una credibilidad que solo puede dar el haber escuchado mucho antes de plantearse abrir la boca. Será por eso que este disco suena y huele tantísimo a Nueva York, a Patti Smith, a Lou Reed y su Velvet Underground, a Jim Carroll o a Kim Gordon y sus Sonic Youth. Es increíble la habilidad que tiene Barnett para evocar un paisaje que parece habitar con total naturalidad. Después nos enteramos de que viene de Sidney y no podemos más que frotarnos los ojos con incredulidad. (...)

3 Key Markets (Sleaford Mods)

La furia obrera de Sleaford Mods cobra una forma endiablada y bestial en su ¡octavo disco! El dúo, que se formó allá por 2007, cambió al responsable de las bases electrónicas en 2012. Andrew Fearn sustituyó a Simon Parframent en un movimiento que cambió por completo el sonido y las aspiraciones de los de Nottingham. A partir de ahí rozaron el éxito "masivo" con ese single incandescente que fue "Jobseeker" en 2013 y redondearon la jugada con este fantástico disco dos años después. (...)

2 The Epic (Kamasi Washington)

(Ver arriba).

1 To Pimp a Butterfly (Kendrick Lamar)

(Ver arriba).

 

2016

5 You Want It Darker (Leonard Cohen)

Lenny nos conoce muy bien. Lo queremos más oscuro. Siempre. Y ahí está él para apagar la llama. Aunque esta vez se ha pasado. De abisal, de primario, de profeta. You Want It Darker se ha convertido en el último disco de Leonard Cohen. Seguro que sin quererlo, ha prologado la partida accidental, inesperada y dolorosa del genio de Montreal. (...)

4 Let Them Eat Chaos (Kae Tempest)

"Si no tienen pan, que coman pastel". Estas palabras terribles se le atribuyen a María Antonieta. Terribles porque iban dedicadas a un pueblo hambriento que iba a ser el que acabara con su vida. Un pueblo hambriento, sin rumbo y sin solución, que es el reflejo de la generación perdida que retrata Kae Tempest en este poemario llevado al disco con una maestría y una potencia totalmente avasalladoras. (...)

3 Blonde (Frank Ocean)

Últimamente observo un juego publicitario muy interesante con los títulos de los discos. En concreto se juega con su grafía, con caracteres extraños o como en este caso, el título impreso en la carátula no es exactamente aquel con el que se promociona en redes sociales y circuitos oficiales. Y claro, si los voceros autorizados por el artista dicen que esto se llama Blonde, por mucho que en la portada aparezca la variante masculina, "Blond", se acaba llamando Blonde. (...)

2 Skeleton Tree (Nick Cave & the Bad Seeds)

(Ver arriba).

1 ★ [Blackstar] (David Bowie)

(Ver arriba).

 

2017

5 50 Song Memoir (The Magnetic Fields)

Los ejercicios de valentía de Mr. Merritt siempre se encuadran en lo heroico. Casi veinte años después de ese desbordante 69 Love Songs (1999) nos sigue endosando proyectos personales que desbordan el adjetivo titánico. (...)

4 Masseduction (St. Vincent)

St. Vincent entrega posiblemente su álbum más comercial hasta la fecha. El más claramente orientado hacia el pop, el más directo y el que más bebe de Bowie y, sobre todo, de Prince. Guitarrazos feroces, ritmos uptempo y andanadas de tecnopop y de R&B invaden el disco más euforizante de la de Oklahoma. (...)

3 The Far Field (Future Islands)

Un grupo con personalidad. Me encanta su estilo, esa música que yo llamo peliculera, con mucha atmósfera y mucha elegancia. Un estilo que derrocha pasión y drama, pero que no llega a lo llorón. Como digo, algo que me encanta. (...)

2 Micah P. Hinson Presents the Holy Strangers (Micah P. Hinson)

El octavo disco de Micah P. Hinson suena epatante, denso, oscuro y con un ambiente de premonición pesado y opresivo. La belleza se eleva en volutas vaporosas sobre unas canciones que están entre lo más sentido y profundo que haya escrito jamás. Al menos si vamos al núcleo de los mejores temas, porque raspar la hora de minutaje tampoco es algo que ayude. (...)

1 DAMN. (Kendrick Lamar)

Ya desde el comienzo del disco, Kendrick deja claro que todo en él va a ser más borroso y abierto a múltiples significados. Con una base orquestal mínima que parece hacernos entrar en un western de los clásicos vuelve a la carga con la idea de la brutalidad policial en "Blood.". O quizás esté justificando de algún modo que la policía tenga el gatillo rápido ante lo imprevisible de las reacciones de un sospechoso. La letra no lo deja claro, pero invita a la reflexión, qué duda cabe. Como también lo hace el enganche, una "DNA.", que es de lo más brutal que haya grabado nunca. En sus dos partes, rítmicamente diferenciadas, nos suelta una diatriba que parece imposible que nadie pueda engarzar con una lengua y unos pulmones humanos. Con una agresividad visceral nos cuenta que todos llevamos el sexo, el dinero y el asesinato en nuestro ADN. O quizás no lo haya pillado. Ya digo que con este álbum todo lo que creamos queda en entredicho. (...)

 

2018

5 27 Passports (The Ex)

Van para cuarenta años desde su formación y solo el bueno de Terrie Hessels ha sobrevivido desde entonces. No son los mejores augurios, pero lo que están haciendo The Ex roza lo titánico. Ajenos al desaliento o a la oxidación, con los ojos y las orejas más abiertos que nunca, siguen cogiéndole el pulso a la historia y consiguen superarse disco tras disco. Este es el vigésimo cuarto, si contamos sus colaboraciones con Tom Cora, Gétatchèw Mèkurya o Brass Unbound, entre otros. Y cómo no las íbamos a contar. (...)

4 And Nothing Hurt (Spiritualized)

Con una carrera a las espaldas como la de Jason Pierce no sorprende que aligere las alforjas, airee las sábanas y deje que la luz inunde esta obra, la novena al frente de ese combo mutante que es Spiritualized. O sí, porque nunca va a estar uno preparado para tamaña lección de sutileza y de sapiencia musical. (...)

3 Heaven and Earth (Kamasi Washington)

La tentación está ahí. Admitamos que tachar a este álbum de continuista, a tres años de esa erupción que fue The Epic (2015), es casi inevitable en cuanto cae en nuestras manos. Otro trabajo de duración monstrenca, algo más suavizada en su edición original, aunque igualmente mastodóntica con la adición de ese volumen extra, que tituló The Choice, a las ediciones en LP y CD. Por nuestra parte nos limitaremos a deglutir las casi dos horas y media de los dieciséis temas que componen la versión original en streaming del cuarto disco del saxofonista californiano. (...)

2 Joy As an Act of Resistance (Idles)

La penúltima sensación en una escena rock en clara decadencia viene de Bristol y se nutre de componentes de ascendencia tanto británica como irlandesa. El combo no se estrena aquí, se formaron en 2009 y llevan sacando EPs y singles desde 2011, pero sí es cierto que hasta el reventón con ese Brutalism (2017) parecían condenados a ser una anécdota a pie de página y no la banda del momento si te interesa lo más anguloso y aplastante del rock. (...)

1 Double Negative (Low)

(Ver arriba).

 

2019

5 The Gereg (The Hu)

Metal étnico o música mongol enfurecida, este disco, se podrán imaginar, es de esos de escuchar para creer. Las voces más profundas y telúricas conviven con un arsenal de instrumentos acústicos capaces de hacer temblar los cimientos de la cultura occidental.

4 Titanic Rising (Weyes Blood)

Rock alternativo, pop barroco... No hay etiquetas para el cuarto disco de una cantante que ya en la portada muestra claras sus cartas. Pósters y pegatinas de Lou Reed y Sub Pop dejan claras sus filias. El contenido, por su parte, deja cristalino que esas influencias no van a empañar una personalidad sencillamente arrebatadora.

3 Ghosteen (Nick Cave & the Bad Seeds)

Un nuevo ejemplo del lirismo terminal, evanescente y totalmente conmovedor que maneja el emperador de lo oscuro en una etapa artística colosal. Si sus primeros álbumes son piezas ineludibles para cualquier melómano, los que ha creado en esta década son de una delicadeza y un sentimiento sencillamente incomparables.

2 leaving meaning. (Swans)

Michael Gira rompe la baraja y reparte sus nuevas cartas con unos Swans renovados con los que se muestra preparado para explorar nuevos territorios. No es un borrón y cuenta nueva, ya que todavía colaboran los antiguos miembros de la banda, en los créditos "Previous Swans". Además, su inseparable Kristof Hahn sigue en nómina con su lap steel guitar, entre otras aportaciones. (...)

1 Dogrel (Fontaines D.C.)

Por fin llegó, aquí está, desde las entrañas revueltas de una Irlanda que no parecía estar ocultando todo este arsenal armamentístico. Estos chicos vienen para refutar esa mentira tan cacareada que ya nadie tiene las fuerzas que hacen falta para poner en duda: que el rock ha muerto y lo mejor que podemos hacer es enterrarlo y hartarnos de llorar. Con este estreno los dublineses nos lo dicen sin pelos en la lengua: ¡y una mierda así de grande! (...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario