jueves, 29 de junio de 2017

momentazo #401: cayendo del cielo



Skeleton Tree (Nick Cave & the Bad Seeds, 2016)


ROCK
AMBIENT / AUTOR - elegía / exorcismo

Resultado de imagen de nick cave skeletonCuídense de los discos paridos con dolor. Aléjense de los que nacen motivados por la pena. Suelen ser constructos ombliguistas, impostados, que no interesan a nadie más que a su autor. Suelen, pero a veces no.


"Skeleton Tree", vaya título, poco para la imaginación. La negrura y lo raquítico que sucede a la pérdida. Motivaciones demasiado oscuras sobre las que basar cualquier obra. Nick Cave dice que lo necesitaba. Que el dolor tras perder a su hijo adolescente había que purgarlo de alguna forma. Puede que haya quien no se lo crea. El exhibicionismo del australiano es tan conocido como su falta de mesura. Y me temo que todos esos que no lo creen acabarán reconociendo la verdad: "Skeleton Tree" es un lamento doliente, pero también una de las mejores obras de Nick Cave con los Bad Seeds. Posiblemente la mejor desde "Let Love In" (1994). Ahí es nada.

Un disco que se construye sobre bases atmosféricas, que somete el riff y la melodía al drone y el canto al recitado. Lo inmediato no es el objetivo de este exorcismo

Después de tantos discos parece difícil dar un giro de tuerca a un sonido más que asentado como el que tiene Mr. Cave en cualquiera de sus encarnaciones. Y el haber podido superar ese obstáculo es uno de los mayores triunfos del disco. Un disco que se construye sobre bases atmosféricas, que somete el riff y la melodía al drone y el canto al recitado. Lo inmediato no es el objetivo de este exorcismo. La seriedad del asunto requería de un Cave que suena poderoso pero terriblemente frágil, algo a lo que no nos tenía acostumbrados. Un Cave que paladea, susurra y casi llora las letras como en esa "Girl in Amber" o en ese "Magneto" donde parece querer sonar como el Van Morrison de "Ballerina" (Astral Weeks (1969)). El Nick Cave más de verdad que he oído en décadas.


El decimosexto disco con los Bad Seeds es por tanto un triunfazo. Esta afirmación puede sonar banal cuando es un disco que retrata un dolor tan crudo y tan palpitante, pero es que es así. Hay discos que se basan en historias reales, hay otros que son puro periodismo y habría un tercer tipo en el que metería a este: obras que se refugian en el realismo mágico para tratar de darle la vuelta al tiempo. Ese saber que ningún dolor importa, que el mundo sigue girando y que nunca podrás ser el mismo es desolador. Tratar de combatir esa sensación es legítimo, aunque seamos sinceros, no hay medicina que cure eso. Ni siquiera algo tan sensible y bello como esto.

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