To Pimp a Butterfly (Kendrick Lamar, 2015)
JAZZ RAP. El alcance de la obra maestra de Kendrick Lamar es tan vasto que al principio no sabemos en qué fijarnos. ¿En su condición de bomba sociopolítica con todo su activismo social? ¿En su vertiente de autoafirmación para toda una raza que se ha hartado de ser vapuleada? ¿En su perfil de autoayuda como obra de referencia que te enseña que se puede salir del gueto para vestir los colores más brillantes de la riqueza y el prestigio? ¿Debemos quedarnos quizás en la maravilla de unas músicas que no tenemos ni idea de dónde han salido? Es todo demasiado apabullante, pero las escuchas nos van marcando el camino y nos llevan a la conclusión de que en realidad da igual. Que todo es un continuo y un conjunto inseparable. Que podemos saltar de uno a otro detalle para volver a ponernos el disco y descubrir cosas que se nos habían pasado o para completar las que creíamos que ya comprendíamos a la perfección.
Casi todo el mundo lo sabe o al menos lo intuye, pero por si acaso hay alguien que todavía no se ha enterado, lo diré bien claro. La obra maestra de Kendrick Lamar no es solo un hito en su canon, no. Su tercer álbum es una obra de arte desde cada uno de los flancos que elijamos para fiscalizarla. En lo lírico, lo conceptual, lo musical y en todo lo que se deriva de ella o se inspira en ella, To Pimp a Butterfly es una de las mejores cosas que nos ha dado la música y la cultura afroamericana en este nuevo siglo. Si no te quieres parar a desentrañarla, a paladearla, a disfrutarla en todo su multifacetado e imponente esplendor, cosa que no entendería de ninguna manera, solo échale un vistazo al videoclip de "Alright". Un ejemplo casi al azar que me sirve para explicar el nivel de un artista sin parangón en nuestros días. Porque además de hacerlo todo bien, tiene el secreto que solo los más grandes atesoran: el saber rodearse de los mejores y saber sacar de ellos justo lo que necesita en cada momento. Ya sea Kamasi Washington al saxo o a los arreglos de cuerda de todo el disco, las labores en la producción y ese bajo indescriptible de Thundercat, o el trabajo de Colin Tilley para la realización del videoclip mencionado, la grandeza de esos artistas redunda en la de Lamar en una retroalimentación de efectos devastadores.
La grandeza de este disco supera lo que podamos expresar con simples palabras. A pesar de que estas son la materia prima sobre la que el artista ha construido toda su carrera. Por mucho que le sirvieran en un par de años para ganar todo un premio Pulitzer, ahí es nada, se quedan en los huesos cuando intentamos usarlas para tasar la grandeza de un álbum que sobrepasa las expectativas y los lugares comunes que siempre hemos asociado con el hip hop. La riqueza musical, expresiva y semántica es tal aquí que no vamos a poder abarcarla ni en mil escuchas. De verdad, no quiero sonar hiperbólico, pero con cosas como esta, si es verdad que el rock está muerto y enterrado, tengo que decir que me importa bien poco.
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Total: 78:51
Está en sus palabras y está en esa foto de portada en la que una multitud racializada mira a la cámara de todas las maneras posibles. Insolencia, orgullo, alegría y hasta euforia mayormente. Y detrás, la Casa Blanca como símbolo del poder, la corrupción y el éxito.
Con todos estos ingredientes es difícil no pensar en la lucha de los afroamericanos a lo largo de la historia. Más concretamente en esa Marcha por los Derechos Civiles que el Movimiento del mismo nombre organizó en Washington el 28 de agosto de 1963. Un momento legendario dentro de la mitología de la lucha por la igualdad de la comunidad afroamericana.
Los tiempos han cambiado y se ha mejorado muchísimo. No me queda claro que el famoso discurso de Martin Luther King mantenga intacta su vigencia, aunque sospecho que por desgracia sí. Tampoco que las actuaciones de Bob Dylan entre otros tuvieran el mismo efecto en nuestros días. Aunque por otro lado, ¿qué está haciendo Lamar sino algo de eso con este álbum? El derecho al voto y a la vivienda que se pedían hace sesenta años ha cambiado en pos de una lucha por la eliminación de la brutalidad policial y la arbitrariedad en las diversas actuaciones contra personas de raza negra. Aun así, la lucha sigue teniendo vigencia y este álbum, con esa maravillosa portada, es un ejemplo perfecto de cómo hacerlo para tener un impacto indeleble y profundo en la conciencia de toda una generación.
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