Las cinco primeras son maravillosas, así sin medias tintas, pero en cuanto entra el violín en "Sunrise Over the Olympus Moon" ya me ha vuelto a ganar para siempre otra vez. Esa voz y esa melodía chorrean tanta sensibilidad que casi parece imposible. Han sido unas cuantas veces ya desde que empezó su carrera y eso no está al alcance de cualquiera. Quizás eso sea lo que más me gusta de este disco. El comprobar que a Micah las canciones le salen sin esfuerzo aparente. Te las regala como el que coge una rosa silvestre. Porque pasaba por ahí.
Y como pasa con los mejores, acaba este tema y empieza otro también grandioso. Y a este le sigue otro y otro, bueno no sé hasta qué altura, aunque a decir verdad, y por poner alguna falta, al final falla un poco. Sí, quizás "The Wishing Well and the Willow Tree" se quede un poco por debajo. Nada, un detallito que resta unas milésimas a un trabajo embriagador como todo lo que venía facturando hasta este momento. La verdad es que si esto era lo peor que podía ofrecer, por mí podría repetirlo una y otra vez. El futuro dictaría sentencia, pero en estos momentos nos encontramos a un Hinson disfrutando relajado en la cresta de la ola.
★★★★☆
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