The Yellow Princess (John Fahey, 1969)
AMERICAN PRIMITIVISM. En su obsesión por llevar la música de su tierra a su esencia más pura, el guitarrista de Washington la acaba cubriendo de polvo de tanto transitar por las montañas y los prados. De tanto arrastrar las tonadas más ancestrales, acaba tiñéndolas de mil colores, desfigurándolas y borrándoles la denominación de origen. Así, como si fueran hijas de mil padres, las melodías que salen de su guitarra nos suenan a la vez familiares y totalmente extraterrestres.
Como muestra el collage de la portada, Fahey ahonda con mimo en una tradición ancestral para la que no se guarda nada de lo que le interesa. De los Apalaches hasta el Ganges, este genio de las seis cuerdas nos transporta sin esfuerzo alguno y sin que nada chirríe en una alianza tan imposible a priori. Es cierto que el fondo suena fuertemente anglosajón sin más, y debe ser porque el meollo de todo esto está en su sangre, la cual no puede desligar de todo lo que pasa por su cabeza y que es lo que acaba guiando a sus manos.
Así The Yellow Princess es un disco instrumental, acústico, terroso y mecido por la brisa. A veces puede resultar demasiado seco como para ser llamado psicodelia. Otras, puede aplastarte con sus ansias de innovación. En cualquier caso, siempre te va a sonar sorprendente y algo traicionero. Como si no soportara que nos acomodemos, Fahey nos sugiere las cosas, nos lleva hacia donde quiere para asestarnos el golpe mortal de la sorpresa a cada recodo. Será por eso que por más que lo escucho no llego a hacerlo mío, no digamos ya a comprenderlo. Eso ni se me pasa por la cabeza.
★★★★☆
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