sábado, 23 de octubre de 2010

momentazo #29: todos nos lo merecemos




"Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas."
(Mateo 6:14-15)

Sin perdón ****1/2 (Clint Eastwood, 92). Poco parece importar a todos los personajes de esta película la palabra de Dios. No ofrecen perdón porque tampoco ellos lo piden. En este western prodigioso del maestro Eastwood nos sumergimos en el sinsentido de la violencia. En los motivos que pueden llevar a un hombre a matar a otro. No los hay más allá del dinero. Ese dinero que puede hacer que William Munny (Clint Eastwood) comience una nueva vida con sus hijos. Este asesino retirado ve cómo las circunstancias y su pasado le empujan a volver a matar ejecutando una venganza ajena por dinero. Es en este trabajo desagradecido donde la película nos transmite todo ese dolor, esas preguntas sin respuesta, esa falta de arrepentimiento del que es consciente de lo que hace aunque no sepa porqué.

Hasta aquí todo se lleva a cabo con la frialdad del acero y la máxima maquinalidad posible. Otra cosa es cuando la venganza deja de ser ajena y se convierte en un asunto propio. Ahí es cuando la sangre vuelve a hervir y la violencia parece encontrar un motivo. Una razón momentánea que se esfuma entre la lluvia y el barro. Un instante loco de legitimidad que aunque mal entendida es inherente a la condición humana.

En esta película la muerte no tiene la poesía ni el misticismo que otros westerns transmiten. Aquí es un trasunto seco y duro, como la vida misma. No se disfruta con la matanza. No lo hacen los personajes y tampoco el espectador. Los asesinos son humanos y nos sorprendemos sintiendo empatía por ellos. Sienten, sufren, son débiles, enferman, son apalizados y no les gusta su trabajo. Son todo lo contrario a los clásicos forajidos del western. Por eso esta película es tan grande. Y porque nos recuerda de qué estamos hechos. Que cuando William, un ladrón y un asesino, "roba" su esposa a sus padres, es como si lo hiciera cualquiera de nosotros. Y cuando William acepta el trabajo a cambio de una buena suma, ¿podemos decir que no lo haríamos igual? "Sin perdón" es un fresco extraordinario sobre la venganza, la imposibilidad de perdonar y la condena que se sufre por ello. En la tierra antes que en el cielo.

"Cuando matas a alguien no sólo le quitas todo lo que tiene, sino también lo que podría llegar a tener."

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