LETANÍA METÁLICA. Jesu es Justin Broadrick. Sun Kil Moon es Mark Kozelek. Un dúo extraño a priori, antinatura, pero que no creo que haya sorprendido a nadie. Los dos llevan décadas trabajando en los márgenes de la industria. Los dos se nutren de cosas rugosas e indigestas para crear su música. El primero en los alrededores de un metal entre thrash e industrial. El segundo jugando con un folk/rock sobrio de tonos slowcore, comatoso, ajeno a las presiones y al apresuramiento.
Por todo esto esta colaboración se ajusta más o menos a lo esperado. Si es que era posible imaginarse a Kozelek recitando sobre un manto de electricidad que colea entre el drone y el estacato. Un fondo metálico que no choca en ningún momento, al contrario, me parece muy natural. Sobre todo por la sobriedad vocal que aplica el ex-Red House Painters. Kozelek habla más que canta y habla más de la cuenta como es habitual. Se vacía rebasando el límite entre la confesión y el egotismo. Todas las canciones son episodios concretos de su vida mezclados con sus emociones ante algún suceso. Lo mismo te habla de su experiencia con unos fans tras un concierto que lamenta el dolor de esos padres obligados a enterrar a sus hijos. Y en un par de casos incluso se atreve a leer sendas cartas de fans que lo idolatran. El colmo de la no ficción en este Truman Capote que acaba rezumando poesía por aplastamiento. Y es que tanta realidad febril acaba sonando volátil, metafórica y hermosa.
En definitiva esta colaboración se salda con la victoria de Kozelek sobre Broadrick. Ya nos lo suponíamos pero la personalidad del primero acaba invadiendo una obra pretenciosa e inacabable, y también clara e inagotable. En sus ochenta minutos encontramos de todo y a cámara superlenta para que nos fijemos en el detalle y nos deleitemos en tonos y fonemas. No es este un disco para tener de fondo aunque su monotonía se preste a ello. Es un disco para sumergirse, para escuchar con atención, por mucho que cueste, que lo hace. Siempre podremos encontrar momentos para elevarnos durante su escucha. El teclado etéreo de "A Song of Shadows", la tristeza helada de "Exodus", una de las mejores canciones sobre la pérdida que servidor recuerda, o ese levitar prolongado que proporcionan los catorce minutillos de nada que cierran bajo el título de "Beautiful You".
Ah, y colaboran nada menos que Alan Sparhawk y Mimi Parker de Low, y el grandioso Will Oldham, entre otros, pero a decir verdad tampoco es que lo notemos. Así es el bueno de Mark Kozelek. Todo lo acaba engullendo.
★★★☆☆
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