The River (Bruce Springsteen, 1980)
ROCK. Entrada a lo grande en la década de los 80 con un torrencial álbum doble. Un río de canciones que descarga en un torrente imparable. Springsteen se debía sentir poderoso después de los dos maravillosos discos anteriores y solo un par de años después de Darkness on the Edge of Town (1978) se ve sobrado de fuerzas para grabar casi hora y media de música de primera. Uno de esos contados discos dobles sin un gramo de grasa. De los que se pueden llamar clásicos por derecho.
El primer disco es el más movido, como el Hudson, caudaloso y vertiginoso, acaba desembocando en la tragedia cotidiana de "The River" (la canción), un puro topicazo que en manos de Springsteen rezuma belleza al estar bañada en verdad pura. La sencillez suele ganar siempre. Y si a esta se le aplica la vehemencia que el Boss acostumbra, solo podemos dar con joyitas como "Hungry Heart", "Two Hearts", "Crush on You" o la delicada "Independence Day".
El segundo volumen fluye algo más parsimonioso, con multitud de meandros que amenzan con perder al viajero, pero no por ello deja de ser aprovechable. También acaba en tragedia. La muerte en la carretera y sus consecuencias para los que quedan. Además de ese estupendo cierre, cabría destacar momentazos como "Point Blank", "Cadillac Ranch" o "Ramrod", rock en estado puro. También esas que nos arropan con calidez como "The Price You Pay" o "Drive All Night", emocionantes como pocas.
"The River" fue el primer disco que nos mostró a un Springsteen abiertamente rockero en el sentido clásico del término. Rock 'n' roll más clásico y directo además de canciones de poderosa épica. Canciones que nos recuerdan que este río en el que estamos solo puede desembocar en un sitio. Canciones que nos impelen a vivir el momento y a disfrutar lo poco que tengamos.
★★★★☆
Por muchos atractivos que tenga el álbum, que los tiene a raudales, en cuanto pienso en él me voy directo a la canción titular, resumen perfecto de la temática y las intenciones del disco. O de una vertiente, porque The River es famoso por casar a la perfección lo frívolo con lo profundo, lo festivo con lo solemne.
Y esa canción es un símbolo para Springsteen precisamente por lo elusivo de ese estribillo en el que una pareja se mete en un río que representa tantísimas cosas a la vez. ¿Es la vida, la tragedia, el amor, el sexo? ¿Todo a la vez? Me encanta no saberlo. Así me la pongo una y otra vez y se me queda esa cara de tonto que solo aparece con las cosas buenas. Pero las buenas de verdad.
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