ROCK & ROLL. Los Rolling Stones siguen en su línea continuista, sin mirar atrás y con las ganas de comerse el mundo totalmente intactas. Dentro de este nuevo festival de rhythm & blues y desenfreno me resulta muy curiosa una "You Can't Catch Me", que robaron a Chuck Berry, y a solo un par de meses de Bringing It All Back Home (Bob Dylan, 1965) ya está anunciando ella solita el sonido de aquel álbum. Algo que demuestra que en los revueltos 60 toda esa creatividad desenfrenada era fruto de una retroalimentación atroz, de tener las orejas bien abiertas y de estar atento a cualquier atisbo de revolución en el panorama. Una versión sin importancia a priori, que se convierte en un pequeño hito en su segundo lanzamiento para el mercado británico.
Por lo demás, aparte de destacar la versión más canónica y aceptada de "Time Is on My Side", poco habría que señalar en otro disco de aprendizaje de unos Stones que parecían sentirse más cómodos que nunca en este nuevo ejercicio de revisionismo, de dar a conocer los placeres prohibidos del blues a un público más amplio. Algo que siempre les han agradecido esos grandiosos intérpretes negros a los que siempre han rendido pleitesía Sus Satánicas Majestades. Sin ellos, vete a saber, pero me da a mí que pocos conoceríamos hoy temazos como "What a Shame" o "I Can't Be Satisfied", y genios como Muddy Waters no serían más que un eco lejano para la mayoría.
Ese es el valor de un disco, sí, uno más, dentro de la carrera espídica de grabaciones y conciertos que fueron los 60 para los londinenses. Pronto llegaría el frenesí en forma de experimentación y un alud de temas propios en los que volcar su personalidad aún incipiente, pero ahora tocaba seguir aprendiendo, digiriendo y macerando un estilo que poco a poco se iba haciendo absolutamente irresistible.
★★★☆☆
De todas formas sería algo puntual y con el siguiente trabajo repetirían título en ambos lanzamientos con la habitual variación en el listado de canciones para seguir volviendo loco al personal. No en esa época, en la cual era muy complicado obtener una copia de lugares lejanos y te tenías que conformar con la que vendieran en tu país, pero sí a posteriori con el acceso a copias internacionales y la proliferación de coleccionistas locos por pillar la más mínima variación de cualquier disco de sus artistas favoritos.
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