Meat Is Murder (The Smiths, 1985)
JANGLE POP. El drama se hace carne y vísceras en un segundo álbum que es una maravilla absoluta. Un disco que vence a pesar de lo indigesto (a priori) del tema de su título. Parece claro desde este momento que Morrissey es un vegetariano militante y que quiere hacérselo saber al mundo. Nada que objetar ni siquiera de partida, pero menos aún cuando podemos refocilarnos en joyas como "What She Said", "I Want the One I Can't Have", "Well I Wonder", "That Joke Isn't Funny Anymore", "Barbarism Begins At Home", "Meat Is Murder"... Me dejo pocas, y aun esas podría incluirlas perfectamente también.
Es lo que tiene un disco de esos que revientan de belleza, de pertinencia, de perfección. Una perfección que no está emparentada con lo inmaculado, pero es que hasta en los momentos más dudosos o menos refulgentes encontramos justo lo que necesitamos. No sé que sería de nosotros si al lado de "Well I Wonder" no hubiera una "Nowhere Fast" que nos mantuviera en la tierra, que nos ayudara a digerir una evanescencia y a soportar un hálito celestial que sin la protección de lo mundano sería totalmente insoportable en nuestro rostro.
Debo pedir perdón. No se puede poner uno tan estupendo para hablar de un simple disco. Asumo mi culpa y me arrodillo ante el mundo. Aunque cualquiera que conozca este álbum seguro que se pondrá de mi lado. Aunque no haya palabras para definir su impacto. Aunque podamos estar bailando al son del bajo de "Barbarism Begins at Home" por toda la eternidad. Sí, escucho este disco una y otra vez mientras engullo mis hamburguesas sin pudor en un festín obsceno que es solo la punta del iceberg de mi incongruencia y mis contradicciones más profundas. Y lo disfruto. Lo peor es eso, que lejos de tener un sentimiento de culpa, lo disfruto cada vez como si fuese la última.
★★★★★
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