
Live at Leeds (The Who, 1970) [DIRECTO]
MAXIMUM R&B! Ya fuera para tonificar su carrera, por descansar de esa ópera rock extenuante que fue Tommy (1969) o por dar un nuevo golpe en la mesa no sea que el público se fuera a olvidar de ellos, The Who perseguían con avidez la idea del disco en directo en los meses postreros del 69. Las toneladas de grabaciones de la gira del álbum mencionado no parecían satisfacerles, o simplemente el bueno de Pete Townshend no encontró las fuerzas para enfrentarse a horas y horas de conciertos a la hora de seleccionar lo mejor de los mismos.
Por todo esto, decidieron reservar un par de fechas en recintos más pequeños para tratar de capturar el salvajismo de sus actuaciones, auténticas conflagraciones en las que se inmolaban con el propósito de convertirse en el mejor grupo en vivo del planeta. Para ello lo prepararon todo para registrar el momento los días 14 y 15 de febrero de 1970. El primer concierto sería en la Universidad de Leeds y el segundo en Hull. Finalmente, por cuestiones técnicas, solo pudieron aprovechar las cintas de la primera cita, la cual quedó inmortalizada en los seis temas de un disco memorable.
Un álbum inolvidable por lo fresco, lo crudo y lo pantagruélico de su sonido, su interpretación, la interacción de todos los instrumentos, el espacio que dejaban para la elasticidad de la improvisación y el ejemplo imborrable que significó a la hora de estudiar lo que es tocar a la vez que se escucha al compañero, callarse, atacar, complementar y siempre sumar en una conjunción sencillamente irrepetible. Toda esta sinergia, este fluir, este subrayar está en los coros, en los diálogos entre base rítmica y guitarra, entre la base rítmica entre sí, entre la melodía de la voz de Roger Daltrey y la del bajo de John Entwistle, en la pirotecnia irrefrenable de un Keith Moon para el que no hay palabras... En tantas cosas y todas tan gigantescas, que es imposible no enamorarse de los Who con este disco.
Con los años fueron saliendo ediciones completas de lo que se tocó en Leeds esa noche. Ediciones a las que no les falta detalle y que glosan un momento que nunca nos cansaremos de revivir. Y todas cumplen su función con gracia, pero ninguna llega a igualar estas seis canciones, su capacidad adictiva, la compresión en menos de cuarenta minutos de toda la rabia, la épica y el precioso artificio que define al circo del rock and roll. Un circo rutilante y eléctrico, salvaje y angelical. Acusaciones de las que abre acta y dicta sentencia uno de los mejores registros en directo de toda nuestra vida.
★★★★★
A1 Young Man Blues 4:45 ✔
A2 Substitute 2:05 ✔
A3 Summertime Blues 3:22 ✔
A4 Shakin' All Over 4:15 ✔
B1 My Generation 14:27 ✔
B2 The Magic Bus 7:30 ✔
Total: 36:24
The Who fueron los primeros artistas conocidos que destruyeron sus instrumentos en directo. No es este un dato aleatorio ni una suposición. El mismo libro Guinness de lo recoge. Según parece, todo empezó en 1964, cuando Pete Townshend rompió accidentalmente el cuello de su Rickenbacker al golpearla involuntariamente con el techo del local. Ni corto ni perezoso aprovechó la coyuntura para acabar de destrozarla a golpes. Este suceso se convertiría en ritual en los siguientes bolos. Un momento catártico al que se uniría Keith Moon para hacer lo propio con su batería y en el que no solo los instrumentos sufrirían, sino que también había su ración de violencia para los amplis, micros y demás.

Todo esto fue imitado a posteriori por multitud de artistas, de Hendrix a Nirvana, pero los auténticos instigadores de este pandemónium fueron los Who, y más concretamente, Pete Townshend.
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