domingo, 12 de septiembre de 2010

momentazo #25: ¡madness, madness!

El puente sobre el río Kwai ***1/2 (57) de David Lean. Resulta sorprendente el estatus mítico de esta película. Sobre todo tras asistir estupefactos en su primera parte a esa lección de patriotismo fanático y trasnochado que para la época sería estupendamente recibido pero en la actualidad suena a alimento de descerebrados. En estos tiempos tampoco se trataba de ir contra el sistema y si había que convertir en mártir al teniente coronel inglés, se convertía. La excusa: el respetar la Convención de Ginebra. Lo que yo veo: el señor no tenía ganas de rebajarse a trabajar manualmente. Todo esto unido al tufillo tan visto como racista de "mira qué listos somos los ingleses y qué tontos los japos" me hacía preguntarme qué tiene de valioso esta película. ¿Es que a nadie le resulta extraño que un grupo de prisioneros de guerra vivan en un campo de prisioneros como si fueran los dueños?

Por suerte, conforme avanza el film, la cosa se pone más complicada y el patriotismo se convierte en algo más serio. Nicholson empieza a involucrarse en la construcción de "su" puente de una manera obsesiva hasta perder la noción de la función de su obra y casi frustra la voladura del mismo por parte de sus aliados. En su obcecación por participar de algo importante y duradero confunde a su país con sus hombres y a su rey con él. Es lo que tiene querer ser ejemplar. Pierdes toda la perspectiva. Al final la película se salva con notable, gracias a todo lo señalado y a un final antológico de los que no se olvidan jamás. No es moco de pavo.

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