Warren Zevon (1947-2003) es un autor descomunal dentro del olimpo norteamericano. Comparte trazas de genio con los mejores. Un poco de la acidez de Randy Newman, un pellizquito de la profundidad de Bob Dylan y un puñadito de la pasión social de Bruce Springsteen. De algunos ha bebido a tragos largos y a muchos más ha regado con su torrente benefactor y creativo.
El humor, la política, la historia y el sarcasmo han sido sus materias primas favoritas para construir unas canciones que se alimentaban de rock, folk, pop y funk blanco en un collage interminable hecho con trocitos de esa Norteamérica que todos creemos conocer. Con gente de este calibre solo podemos darnos cuenta que no tenemos ni idea y que todo concepto preconcebido no puede ser más que un prejuicio vano.
Zevon persiguió la carrera artística desde bien "guacho" y con solo 16 años marchó de L. A. a Nueva York. Quería convertirse en cantante folk aunque pronto sería seducido por otras sonoridades. Se estrenó discográficamente en 1975 pero no sería hasta su tercer trabajo (Excitable Boy, 1978) cuando conseguiría un impacto serio en público y crítica. Tuvo que superar varias crisis con abandonos y retornos que dibujan una trayectoria guadianesca. Así, después de 14 álbumes oficiales (sin contar recopilatorios) y muchas vicisitudes le fue diagnosticado un cáncer inoperable. Renunciando a un tratamiento que él pensaba que iba a incapacitarle, se embarcó en la grabación de su último disco (The Wind, 2003), un ejercicio de honestidad personal y emoción sincera e inmarchitable. Dos semanas después de su edición nos dejó. Una injusticia. Siempre lo es. Ni los más grandes se libran de ella.
3 discos
Excitable Boy (78) ****
Su primer impacto importante se mantiene como uno de los hitos de su carrera. Música norteamericana que eleva el concepto de canción a arte. Popular, eso sí, pero para nada simplista. "Excitable Boy", "Werewolves of London", "Roland the Headless Thompson Gunner"o "Lawyers, Guns & Money" se erigieron en clásicos desde un primer momento. Aún hoy refulgen con fuerza entre las joyas de su repertorio.
Una copla: "Excitable Boy"
Sentimental Hygiene (87) ***1/2
Producción ochentera que no puede tapar la fuerza de unas canciones vibrantes. Todavía me cuesta escapar del impacto oscuro de "Boom Boom Mancini", boxeadores muertos y boxeadores asesinos. Y el público... ¿sediento de sangre? Solo un ejemplo de la potencia de un disco con grandes guitarras y acompañamiento en general. Claro, la banda de apoyo eran unos tales Hindu Love Gods. Si se rascaba se comprobaba que era un nombre para la ocasión que tomaron los chicos de R.E.M. (salvo Michael Stipe que solo hace coros en algún tema). Así no me extraña que ni siquiera el "disco-hit" caduco que cierra el disco pueda destrozarlo.
Una copla: "Boom Boom Mancini"
The Wind (03) ***1/2
Consciente de su caducidad se sumerge en el acto creativo para regalar su disco más intenso y conmovedor. Y no lo hace a través del lagrimeo fácil. Este disco puede ser muchas cosas excepto melodramático. Warren Zevon se enfrenta a su testamento con rock vigoroso ("Disorder in the House", electricidad pendenciera) y canción sentida. También hay sabor a despedida ("Knockin' On Heaven's Door", "She's Too Good For Me", "El Amor de mi Vida", "Please Stay" o "Keep Me in Your Heart"). Pero incluso en esos momentos apuesta por el enfrentamiento valiente en lugar de la rendición. Un disco en el que suelta un "estoy preparado" que, por lo difícil que debe ser, hiela la sangre. GOOSEBUMPS, lo llaman ellos.
Una copla: "Keep Me in Your Heart"
La mejor canción
"Roland the Headless Thompson Gunner". Fríamente, no es mi favorita, aunque he de reconocer que representa a la perfección lo que Zevon trató de ofrecer durante toda su carrera. Exposición histórica y crítica social ocultas por un humor negro, macabro y ácido. Todo ello se baña en una pátina de folk amable y sale una canción de apariencia brillante y corazón oscuro. Una joya que podemos disfrutar en este video, el de su última aparición en el programa de David Letterman. Era octubre de 2002 y ahí ya conocía el alcance de su enfermedad.
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