domingo, 21 de agosto de 2011

Cabeza de ratón coronada

 
 ★★★½☆
Granada

091. Vaya nombre para el misterio. Y para la eternidad. Aunque sea para un pequeño grupo de personas, cuya vida se ha visto sacudida por las canciones sinceras y sin piedad de los granadinos. En una carrera que abarca los quince años que van de 1981 a 1996, el grupo ha demostrado con creces una valía y una honestidad fuera de toda duda. Con ingredientes muy básicos y muy valiosos cocieron un rock vigoroso, certero y sobre todo poético. Ese es su gran legado para la música cantada en español. 

Se bautizaron jugando con el éxito de unos The Police que lo eran todo en esos años. De ahí esos tres dígitos con los que en España se llamaba a la policía. El culpable principal (no el único por supuesto) de todo lo que sería la banda fue el maestro José Ignacio Lapido, el genio compositivo del combo. Sus músicas, su estilo con la guitarra y sobre todo sus letras van directos al corazón. ¿Por qué? Eso es como buscar el secreto de un plato exquisito. Son muchas cosas. Los ingredientes, las proporciones, el amor y la dedicación y la sabiduría para aplicarles la temperatura necesaria en el momento preciso. Muchas cosas a tener en cuenta, que con el sentido del olfato alerta y con el del gusto perfectamente modulado se hacen más fáciles. Al menos eso es lo que parece. Porque esta perdurabilidad, de fácil no tiene nada. 

Desde unos inicios más bien new wave o post-punk algo insulsos hasta la gloria del rock americanizado y pasional de sus últimos tiempos, los Cero lo han probado casi todo. Sin salirse, eso sí, de unas coordenadas claras y concisas. The Who, The Rolling Stones, The Faces, Bob Dylan y todo lo que suene a rock clásico les ha servido para construir su leyenda. Una leyenda que acabó tras más de 14 años. Y acabó con el grupo en la misma cima. Sin duda, no puede haber una decisión mejor ni más difícil. Honradez, lo llaman.

UN DISCO

Doce canciones sin piedad (1989)

La obra definitiva de los Cero es un disco grande, adusto, serio, lleno de vida. Un disco por el que se pasean los fantasmas de un siglo XX que demuestran conocer como nadie. Doce temazos como doce soles que son la sublimación de sus poderes. Puede que Más de 100 lobos (1986) fuera más fresco y descarado o que El baile de la desesperación (1991) tuviera un filo rock más cortante, pero ninguno de los dos alcanza la gravedad aplastante de estos doce himnos.

 

 

EN CINCO CANCIONES: Con Dios de nuestro lado

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