PUNK-FUNK. "Del cementerio a la pista de baile" era su máxima. No cabe duda, tras la escucha de este disco (el tercero de su carrera), de que hay bastante de cierto en dicha aspiración. Bajos gordos y musculosos se convierten en la base dura de un disco serio como la noche aunque intente derramar hedonismo. El ritmo es el santo grial, eso está claro. Otra cosa es que esto mueva al baile. Lo hace a ratos, pero lo que más consigue es intrigar con sus cambios misteriosos y escasos y su monotonía casi religiosa. En esta letanía salvaje nos maravillamos y nos horrorizamos a partes iguales. Melodías de punk-funk negroide hecho por blancos que se enredan de manera farragosa y juegan, no sin cierto éxito, entre lo pesadito y lo original. Muy interesante. Muy duro.
★★★☆☆
Está en la portada, en lo incomprensible y hasta para algunos en lo sobrevalorado. Si este disco me evoca algo, eso es a Mark Rothko, genio de los tonos pastel o caradura sobrevalorado. Exactamente lo mismo que A Certain Ratio y más concretamente, Sextet.
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