martes, 25 de octubre de 2011

Black healing power


Es lógico el nudo en la garganta y el vértigo cuando nos enfrentamos a artistas como Marvin Gaye. Es lo más normal cuando hablamos de uno de los artistas más importantes que ha dado una música tan caliente y vibrante como el soul. Quizás el más grande en su género, Gaye no solo fue dueño de unas dotes interpretativas soberbias y una voz de calidez suprema.También destacó por el control total que ejerció sobre sus canciones, muchas de las cuales son de composición propia, y sus discos, en los que controlaba cada mínimo detalle. Esto puede parecer nimio si lo comparamos con su manera de cantar pero marcó sin duda un antes y un después en la relación entre el músico y la industria. Hablando de esta última, su nombre va a estar para siempre ligado al de Tamla/Motown, discográfica que lo catapultó a la fama y a la que él dio prestigio por su parte con un rosario de discos extraordinario. Y no solo por eso. Es bien conocida la relación de amor y odio que tuvo con Berry Gordy, el factótum de la compañía. Gaye se casó con su hermana Anna y tras 11 años se divorciaron por los flirteos del cantante con Janis Hunter. El soulman acabó encontrando la muerte a manos de su propio padre que le disparó en medio de una trifulca familiar. Era el 1 de abril de 1984.

Tragedia, desencanto y amargura asediaron la vida de Marvin Gaye. Sus largas etapas de adicción a las drogas también fueron minando su talento, el cual brilló como nunca en la que se conoce como su etapa social y conceptual (entre 1971 y 1981). No fue este el único momento de inspiración en una carrera que picoteó por los sonidos psicodélicos, funk y disco, siempre con base en el soul y ayudando a sellar para siempre eso que se iba a conocer como sonido Motown. Una música delicada, prístina y elegante. Para nada frívola sino profunda y brillante. Un legado sanador y eterno.

3 básicos

What's Going On ***** (1971)
Ya se ha dicho todo sobre una de las obras capitales de la música popular. Un disco gigantesco que revienta de amor y esperanza en medio de los conflictos mundiales y el terrorismo social que se vivía en la época. Un disco visionario y grandioso que habla de generosidad y entrega. Hoy sigue haciendo falta. Más que nunca, quizás.

Una copla: "Mercy, Mercy Me".

Let's Get It On ***** (1973)
Tras las preocupaciones por la raza humana Gaye se refocila en los brazos del sexo turgente y sin compromiso. El placer por el placer sin culpabilidades ni mojigaterías se convierte en una de las obras más hermosas que escucharse puedan. Un ejercicio de amor. Profano y hedonista si se quiere, pero no por ello menos bello ni menos verdadero.

Una copla: "Let's Get It On"

Here, My Dear *** (1978)
Tras la ruptura con la Anna Gordy y ante la obligación de entregar nuevo disco, Gaye se decide a liberar su alma de toda la amargura y la pena para poder empezar de nuevo. Este fue su disco sobre el divorcio. Un disco doble de letras directas y sin poesía. Una crónica dura en primera persona embellecida por música evanescente y que no fue entendido en su momento. No hay reproches en el disco. Tan solo un intento por comprender los motivos de lo incomprensible. Lejos de ser mi favorito aún reconociendo su importancia.

Una copla: "Anna's Song"

Su mejor canción
No soy quién para decirlo pero si he de elegir que sea la maravillosa "Heard It Through the Grapevine". Un bajo y una melodía inmortal para enmarcar un clásico imperecedero.

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