domingo, 9 de septiembre de 2012

Los locos del motor


Motörhead, ese combo infernal liderado por ese bárbaro venido de otro tiempo que es Lemmy Kilmister, es una de las bandas más importantes que ha dado el metal. Y lo es por haber sabido amasar una legión de fieles incondicional y sobre todo variada. De alguna forma extraña, su rudeza sónica , su rock bastardo ha atraído a gente del punk, del metal y del rock clásico. Lo suyo es un blues sucio y espídico a piñón fijo y sin prisioneros. Una suerte de celebración de la maquinaria de la guerra en tiempos de paz.

Lemmy se inció en esto de la música con grupos desconocidos de escasa repercusión hasta que pasó de roadie a bajista de Hawkwind en 1971. En esta banda desarrolló su estilo inconfundible al bajo con su uso de acordes en lugar de notas aisladas más propio del instrumento. Esto influyó notablemente en el sonido del combo espacial y le ayudó a formar en su cabeza su aventura personal al frente de lo que iba a ser Motörhead.

La banda se formaría en 1975 y ha ido cambiando de formación hasta la actualidad manteniendo la constante de Lemmy en el bajo y la voz. El nombre del grupo hace referencia a los usuarios de anfetamina, Lemmy entre ellos, droga que influiría de manera decisiva en el sonido cortante, urgente y crudo del grupo.

Resultado de imagen de motorhead logo transparentEl éxito del grupo se ha basado en una cohorte de seguidores fanáticos que han sustentado el trabajo de Motörhead en estas casi cuatro décadas de ruido y furia. La imagen absolutamente reconocible del grupo y su líder, su iconografía filomilitar, su sonido personal y machacón, la voz cazallosa de Kilmister, y su logo con esas letras góticas inconfundibles y ese diseño de Joe Petagno (diseñador de todas las portadas de sus discos), son las marcas de fábrica de un grupo único.
Puede que su actitud y su música se relacionen de refilón con la cita de Hermann Göring, "cuando oigo la palabra cultura, cojo mi revólver", pero lo cierto es que las letras de Lemmy tienen cierta enjundia aún dándole vueltas a los mismos conceptos primitivos y atávicos que han moldeado el rock. Puede que se expresen a martillazos pero consiguen su objetivo. Lo llevan haciendo casi cuarenta años y siguen como el primer día. Es cierto que sus discos llevan mucho tiempo sin sorprender y/o enamorar como antaño pero la prueba de su directo sigue ahí, agitando cabezas y haciendo sangrar los oídos. Only way to feel the noise is when is GOOD & LOUUUD!

3 básicos

Motörhead ***1/2 (1977)
Este es el nombre del grupo, de su primer disco y de la primera canción que compuso Lemmy para el mismo. Dicha canción fue incluso grabada con Hawkwind. De todas formas poco hay aquí de esta banda, si acaso un restillo de psicodelia fangosa ("Iron Horse/Born to Lose"). Desde el principio Motörhead suena a rock viscoso y sucio con el blues en el retrovisor y quemando rueda cosa fina. 


Overkill **** (1979)
El segundo ya es un puñetazo incontestable. Su mejor trabajo en el estudio se construye alrededor de ese doble bombo que espolea a la canción titular. Una masacre en toda regla que inspiró a Lemmy a escribir sus canciones más furibundas y pendencieras en un momento de inspiración y contundencia irrepetible (en el estudio). Aquí hay clásicos para dar y tomar y sigue siendo el esqueleto sobre el que se sustenta el directo de la banda.

No Sleep 'Til Hammersmith ***** (1981)
Rock de alto octanaje en el que puede ser uno de los mejores documentos en directo de la historia. Esta obra maestra se alimenta de lo mejor que había hecho el grupo hasta entonces. El repertorio lo basan sobre todo en Overkill (1979) y en su último disco entonces, Ace of Spades (1980). Con estos materiales y la vehemencia y la furia de su entrega el resultado no puede ser otro que un disco demoledor y absolutamente BRUTAL.

La mejor canción

Está claro que "Ace of Spades" es la canción que los lanzó al estrellato pero me quedo con otra gema igual de incontestable y salvaje. "Overkill", que abre el disco del mismo título, me sigue avasallando con esa entrada a base de doble bombo inmisericorde para que el bajo se despliegue y la guitarra brame en una matanza que anuncia un par de finales falsos para entregarse al solo desgarrador y revientatímpanos. Vigente siempre.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario