Viva Hate *** (Morrissey, 1988)
POP. Morrissey tendrá muchas virtudes pero está claro que la modestia no es una de ellas. De ahí que le faltara tiempo para airear sus vergüenzas en cuanto se disolvieron The Smiths. Entrar a discutir si su obra en solitario puede acercarse a las cimas del grupo madre es, en mi opinión, casi obsceno. Así lo deja claro en una obra que si demuestra algo es que The Smiths triunfó en base a una dupla compositiva irrepetible. La tensión entre Morrissey y Marr se canalizó en joyas inmarchitables. Aquí, tan solo "Suedehead" puede codearse con las más grandes que Morrissey había compuesto y/o cantado con anterioridad. Ni siquiera la luminosa "Everyday Is Like Sunday", ni la hermosa y orquestal "Angel, Angel, Down We Go Together", ni la extensa y deliciosamente amarga "Late Night, Maudlin Street" pueden invocar glorias pasadas. Está claro que el estilo vocal sigue ahí, intacto, y que las temáticas que obsesionaban al mancuniano siguen perennes en unas letras notables. Pero algo falta, algo se ha dejado atrás. Y me temo que es algo irrecuperable porque no es nada suyo. Sin embargo, y a pesar de la paliza, no es un mal disco. Es un trabajo irregular, vomitado más que digerido. Un arrebato con momentos bellos y momentos para olvidar. Mejorable pero muy digno.
★★★☆☆
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