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Heaven and Hell (Black Sabbath, 1980) ♠
HEAVY METAL. Y llegó Ronnie James Dio y su versatilidad, su vozarrón y, en fin, su heavy. Y el grupo se dejó arrastrar por otra forma de hacer, muy profesional, muy precisa, como de relojería suiza. Iommi, sin ir más lejos, digita aquí en los solos como nunca lo había hecho. Por velocidad y precisión. Por eso, como pasó con el Back in Black (AC/DC) en el mismo año, entiendo que el público lo abrazara como un clásico instantáneo, llevando al álbum al número 9 de las listas de ventas en el Reino Unido y llenando a reventar todos los conciertos de la gira subsiguiente.
Algo que está muy bien y que acepto como la inyección que la banda necesitaba para regenerarse, pero que para mí no es Black Sabbath. No como los habíamos conocido. No como me gustaban. Es cambiar de década y de la noche a la mañana tratar de encontrar restos del sonido que había hecho grande al grupo se convierte en una quimera. Eso se quedó en esa terna de discos inicial inolvidable y en una segunda etapa que mantuvo el listón bien alto.
Los dos últimos álbumes con Ozzy fueron desastrosos y seguro que el trío superviviente aprovechó la coyuntura para hacer borrón y cuenta nueva, pero es que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, Dio utiliza esa carta blanca para arrasar con todo. Demuestra ser una fuerza de la naturaleza a la que nuestros queridos y lúgubres amigos siguen sin dudar ni un instante. El grupo se adapta a sus modismos con una ceguera fanática. Si quedaba algo después del ahora añorado Sabotage (1975), había desaparecido por completo. El blues gótico había muerto, ¡larga vida al metal!
★★★☆☆
Total: 39:30
La portada dice mucho acerca de la nueva dirección de la banda. Fue tomada de la pintura Smoking Angels de Lynn Curlee (1979), la cual se inspiró a su vez en una fotografía de 1928 en la que unas universitarias aparecen fumando vestidas de ángeles durante el descanso de su representación navideña.

Una foto que pretende ser provocadora, y lo fue en su época, qué duda cabe, y que juega con ese concepto del bien y el mal, el cielo y el infierno. Puede que de una forma más bien ingenua y no demasiado profunda, pero lo cierto es que su efectividad quedó fuera de toda duda.
La eterna lucha entre el bien y el mal siempre había sido otra de las patas en las que descansaban los conceptos más sagrados del heavy metal. Pues aquí Dio y los supervivientes de Sabbath no hacen sino darle una nueva pátina de lustre a ese concepto modernizándolo desde una óptica diferente.
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