"
The Promised Land", probablemente la canción más arquetípica en el inmenso cancionero de
Bruce Springsteen. Un dechado de flama melódica con estribillo pensado para marcar el ritmo a taconazos y desgañitarse con el puño en alto. El Boss lo puede decir más claro pero no creo que más alto. ¡Vaya pasada!
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