FREAK ROCK. Cima en su sonido. Difícil superar la adicción rítmica de bombazos como "Jerry  Was a Race Car Driver", "Is It Luck" o la mayestática "Tommy the Cat". No tiene  los "hits" de su predecesor pero sí una factura más convincente, más rotunda y  más primitiva. James Brown aprobaría este entregarlo todo al ritmo por encima de  cualquier consideración melódica. Para mí es lo mejor que han hecho junto a la  primera parte de "Pork Soda" (93).
En su disco punk siguen abrazando lo  progresivo pero valiéndose de temas más monocordes y aparentemente simplones. Y  siguen jugueteando con el funk-rock en puras cabalgadas rítmicas de una nota,  eso sí, a todo trapo. La impresión que dejan es extenuante. Esa incómoda  sensación de que no acabas de captar los entresijos de un trabajo que nunca  podrá dejarte completamente satisfecho.
Por otro lado, el disco también  se convierte en la prueba irrefutable de la imposibilidad del grupo en entregar  una obra maestra. Con planteamientos tan bizarros y dispersos eso no es posible.  Tampoco es que importe demasiado. Sobre todo al abrigo de los temas señalados y  algún otro. Y cuando se ponen bizarritos… Bueno, todo depende de tu estado de  ánimo. Un disco que vence a los peros y merece mucho la pena.
"Say baby  do you wanna lay down by me?"… Difícil resistirse.
★★★☆☆ 

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