FUNK METAL. Suena inexperto y ochentero. Y la verdad es que eso es lo peor que puedo decir del disco. Un disco que más que contar con composiciones al uso revienta entre jams de funk vicioso y a todo tren. Todo aderezado con guiños jocosos al soul y al rock, al hip hop y a un punk-metal que se sacaron de la manga como los magos que fueron y debieron seguir siendo. Un debut para sumergirse hasta el cuello olvidando los prejuicios. La portada no es que ayude precisamente, de acuerdo, pero el disco merece una oportunidad. Por el ritmo y por los viejos tiempos.
"The Red Hot Chili Peppers" golpea con contundencia amparado en una bisoñez que bloquea cualquier conato de miedo o duda. Va a cuchillo y salta sin paracaidas. Por eso acaba siendo tan diferente del resto ("Freaky Styley" aparte) y por eso no puede compararse. Su falta de cálculo en todos los aspectos acaba siendo divertidísima y deliciosa. De ahí que decidir si perdería o no frente a supuestas obras maestras como "Blood Sugar Sex Magik" (1991) es como tratar de dilucidar si en un combate cerrado ganaría un carnicero o un neurocirujano. Tarea futil, señores, déjense de "tonteridas". Aunque al final perdería, sí perdería.
★★★☆☆
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