SLOWCORE. Mark Kozelek puso en marcha Red House Painters en 1989. Para ello se mudó a San Francisco donde estableció su base de operaciones y empezó a girar incansablemente por el circuito local y a grabar demos hasta que, fruto de su actividad y del apadrinamiento de todo un Mark Eitzel, lograron editar este debut en el sello 4AD. Estas seis canciones no son más que sus demos primerizas remezcladas por el mismo Kozelek. Con el tiempo se arrepentiría de todo este sonido reverberante, pero el hecho es que este estreno sentó las bases de una de las carreras más rutilantes del mundo alternativo en los 90.
"Down Colorful Hill" rubrica el sello inconfundible de una banda que ha disfrutado de un culto religioso por parte de una legión de fans para nada masiva, pero absolutamente fiel. Está compuesto por canciones largas como ríos, temazos que fluyen radiantes en toda su oscuridad. Esta música profunda, abisal airea más que arropa las llagas supurantes de un escritor doliente, sincero y arrollador. Mark Kozelek desarrollaría y perfeccionaría su poesía descarnada a lo largo de una carrera larga y sólida. Después llegaría Sun Kil Moon, pero los Red House Painters dieron primero y dieron bien. Llegaron para quedarse, y aunque sólo editarían seis álbumes de estudio, han dejado una huella profunda en miles de melómanos de oído inquieto e insaciable.
Aún así, cuidado. Sumergirse en esta obra sin escafandra ni traje de neopreno es un suicidio. Hay que saber lo que nos vamos a encontrar aquí para estar preparado. Profundidad, desarrollos morosos hasta el coma, palabras que muerden y sangran. En fin, toda una paleta en tonos oscuros y fríos para los que conviene estar sobre aviso. Pornografía emocional en su grado máximo en un disco exigente y poderoso para el que no todo el mundo está preparado. Por suerte.
★★★★☆
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