"Pirates" es una obra dotada de una poética libre y profunda. Sobrevolada por el espíritu de la inaprensión que preña obras hermanas como "What's Going On" (71, Marvin Gaye) o "Big Science" (82, Laurie Anderson). Sí, parecen lejanas, y sin embargo todas comparten el tener algunos de los sonidos más bellos jamás grabados y el ser absolutamente inalcanzables. En todos los sentidos del término. Insuperables por un lado y escurridizas, incomprensibles por otro. Como con lo mejor de esta vida, cuando crees que tienes la esencia del disfrute del disco, cuando piensas que conoces los mecanismos que te hacen amarlo, te das cuenta una y otra vez de que eso no es así. Que no has entendido nada y que posiblemente nunca lo harás. Y sin embargo, en la intriga encuentras el placer supino. Esa es una de las claves que hacen a un disco único.
Por supuesto las cuatro primeras canciones son las que más recordarás. Y no son facilonas, no, pero se adhieren con más naturalidad. Las otras, salvo "A Lucky Guy", cuestan algo más. Y sin embargo, "Pirates (So Long Lonely Avenue)", "Traces of the Western Slopes" o "The Returns" son las claves del disco. Las que lo hacen una obra planeadora y brutal. Las que lo diferencian de cualquier otro. Las que nunca entenderemos del todo y solo podremos disfrutar una y otra vez. Cada vez de una forma diferente como si fueran canciones nuevas con sonoridades familiares.
Parece que no es nada fácil describir este disco. Sí que lo es adentrarse en él. Algo más complicado comprenderlo. Imposible desprenderlo de tu alma. Sensibilidad femenina, sí. Y los machotes… ¿A que siempre nos ha gustado mirar por la cerradura?
★★★★☆
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