R&B/BROADWAY. Debut sin complejos. ¡La nueva Joni Mitchell! Crítica y público se frotaban las manos con avidez. Y como suele pasar en estos casos, se equivocaban. Podía tener cosas de la gigante canadiense, algunas a medio esbozar, otras, como el trino supremo o el coqueteo impúdico con el jazz, abiertamente expuestas. Y aún así se le intuía algo más. Llamémoslo, ¿personalidad? No nos engañaba. La enormidad nocturna y animada de "Young Blood", o la devastación de la sencillez en "The Last Chance Texaco" (o cómo convertir una canción sobre un coche seco de gasofa en la última ocasión fallida en el amor). Ese humor me recuerda a cierto cantautor de Pomona con el que salía en ese tiempo. Tampoco se puede uno resistir a la increíblemente contagiosa y saltarina "Danny's All-Star Joint", o esa electricidad como del oeste que hace de "Coolsville" una Ghostville en potencia. Y el resto no es argamasa. Todo aquí se conjura para elevar a la artista a la categoría de mito o, sin exagerar, hacer levantar la ceja del que está en la barra de espaldas al escenario ensimismado con su whisky. Sabía cómo llamar la atención. Y lo sigue haciendo… ¡Grande!
★★★★☆
No hay comentarios:
Publicar un comentario