La idea del final del ciclo, de la era, es sugerente, no en vano, Wyatt abandonaría Soft Machine apenas un año después. Fuera intencionado o no, parece una idea magnífica para alumbrar los inicios de una carrera en solitario que tendría poco ver, pero algo sí, con lo que suena aquí. Aquí el de Bristol se entrega sin coartadas ni medias tintas al free jazz más anárquico y lo adorna con una serie de experimentos vocales y de otros tipos que alejan esta música de cualquier intento de comprensión y casi de disfrute. Excepciones las hay, no lo niego, una batería aquí o allá, una melodía de piano a la que casi podemos agarrarnos, muy poco en definitiva.
Con todo, el primer disco firmado por Robert Wyatt no es un fracaso. Hay quien lo tacha de incomprendido. Yo no diría tanto, pero sí que tiene su valor, no es para tirarlo a la basura. A pesar de las apariencias, sienta las bases, de alguna manera, de lo que vendría después. Podemos ver tics y repeticiones que aparecerán aquí y allá en una discografía que, tampoco exageremos, es mucho más suculenta que esto. A él le valió, incluso le fue de maravilla para arrancar. Otra cosa es que eso sirva también para el oyente. No, nadie debería empezar por aquí a bucear en las maravillas de Robert Wyatt. Avisados quedan.
★★★☆☆
Total: 47 min.
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