Es loable el intento por captar adeptos fuera de ese redil. Cantando como Björk sobre una cacofonía deforme de noise en estacato, revolcándose en una angustia quinceañera, vacua... Lo que sea, tiene su valor y podría valerme. Hasta cierto punto. Porque la verdad es que, aunque lo intento, todo esto no me gusta, no me lo creo, por mucho que Iron Maiden tampoco sean (mucho) mejores con su estética pensada para aterrorizar adolescentes. No, nunca comulgué del todo con esa parafernalia, pero tampoco con esta estética neo-pija de marquitas y chándal rock.
Aquí lo que hay está más que a la vista. Mucha fuerza y mucho susurro que pretende mostrar una supuesta sensibilidad femenina. Sí, Chino Moreno declaraba en la época que estaba muy interesado en las voces femeninas. A veces se intuye, pero al final la idea parece un buen titular más que otra cosa. También se alinea con los estilos de Dave Gahan (Depeche Mode), Robert Smith (The Cure), Morrissey (The Smiths) o Rivers Cuomo (Weezer). Pura palabrería me temo. Tan solo adopta el efecto teatral y afectado de los mismos.
En fin, en un intento de encontrar un espacio propio, crearon escuela. Una escuela más bien mediocre con consecuencias nefastas. Aun así, el disco es de una agresividad abrasiva, algo que tendrá el valor que cada uno quiera darle.
★★☆☆☆
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