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Yield (Pearl Jam, 1998)
POST-GRUNGE. Aquí Pearl Jam estaban en plena vorágine de un éxito que estaban tratando de digerir como buenamente podían. Un éxito que tenían que engullir y para el que parecían tener unas tragaderas monstruosas. El tiempo demostraría que no iban a saber lidiar bien del todo con esa fama y acabarían totalmente domesticados, y algo de eso empieza ya a intuirse en un trabajo muy potente, muy épico y también muy irregular y herido por las ínfulas experimentales con sello trascendental.
Hasta "Wishlist" todo parece correcto y en su sitio. Potencia a tumba abierta, sin escatimar, y bonitas melodías, plagio a Led Zeppelin incluido. Es a partir de una muy dudosa "Pilate" cuando encontramos más peros. Más de la cuenta, a decir verdad. En general, y salvo excepciones, lo bruto es demasiado deshilachado, lo dulce se podría llamar más bien ñoño y lo volátil es de un onanismo atroz solo apto para familiares y amigos muy cercanos, de esos que siempre te van a tratar bien hagas lo que hagas.
P.D.: Tratan de arreglarlo con una preciosa "All Those Yesterdays", pero llega tarde. No obstante, con toda certeza, su último disco casi decente.
★★☆☆☆
No es muy representativa del resto del álbum, pero la referencia del tema de apertura, "Brain of J", al asesinato de JFK y todas sus implicaciones en clave de conspiraciones y secretismo marca el tono en cierta forma. Sobre todo en esa "rendición" que se vislumbra en parte de su letra. Cuando Eddie dice "the name I'm letting go", las interpretaciones son infinitas, incluyendo la del cambio de identidad que puede perseguirse tras algún crimen sangriento.
En cualquier caso, la canción es uno de sus mejores temas y una de las últimas dianas (glups) de los de Seattle, que después de este álbum verían alejarse la inspiración irremisiblemente.
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