THRASH METAL. Todo debería estar en pañales en el estreno del combo que elevaría el thrash metal a la categoría de arte. Y sin embargo no es así. Es cierto que se obcecan ya desde el principio con la maldad y un satanismo al que aprenderían a darle una vuelta de tuerca más que interesante. Aquí no, aquí todo es más bien de género, todo es típico y predecible. La maldad, lo primero, eso se le presuponía a cualquier grupo que amara a Venom y a Judas Priest sobre todas las cosas, y más a principios de los 80.
Y sin embargo, como digo, hay buen hacer aquí. Lo mejor del disco, sin duda, son sus guitarras. Hanneman y King ya desde el principio se fusionan en esa bestia bicéfala que ha marcado a fuego el sonido del grupo. Lo demás es, más que correcto, notable para un debut. Puede ser que no mate y que la producción ayude bien poco. También se encontraron con la dificultad de que Metallica se habían estrenado con "Kill 'Em All" unos meses antes. No obstante, eso no quita que en estos treinta y cinco minutos encontremos motivos para el regocijo.
Motivos que subyacen en esa intensidad llena de tensión que sería el sello que marcaría la personalidad del combo angelino. Una tensión más que palpable en un disco que, a pesar de las apariencias, los prejuicios y su horrible portada, acaba ganando con los años. Mejor, eso sí, en los temas más directos y concentrados que en los desarrollos más largos y alambicados ("Metalstorm / Face the Slayer"), apartado que no dominaban en estos momentos. Para muchos un clásico, para mí un buen comienzo. Sin más.
★★★☆☆
Total: 35 min.
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