Death Magnetic (Metallica, 2008)
THRASH METAL. El noveno disco de Metallica supuso una vuelta clara y decidida al estilo que los había encumbrado, ese thrash metal al que vuelven a citar sin tapujos ni vergüenza en un disco que es una clara concesión a sus fans de toda la vida.
En realidad era un secreto a voces. Todas las señales auguraban esta vuelta a las raíces. Para empezar, por un disco anterior, "St. Anger" (2003), en el que se les fue la cabeza y que está ampliamente considerado como lo peor que hayan grabado jamás. Y para seguir, también es más que una simple anécdota, el que hayan recuperado su logo original y hayan buscado la alianza con todo un Rick Rubin, productor de cabecera, entre muchos otros, de Slayer.
Por Rubin o por el ansia viva, lo cierto es que, además de a los Metallica de "...And Justice for All" (1988), también suenan en más de un detalle a la banda de Tom Araya, circunstancia que lejos de molestar ha acabado enardeciendo a los fans más irredentos, los cuales no han tardado en encumbrar esto como el mejor disco de Metallica en décadas. Algo más que exagerado, bajo mi punto de vista.
Porque tampoco hacía falta una tercera parte de "The Unforgiven". Y porque por mucho que vuelvan a hacer un tema instrumental (como en el disco mencionado) y por mucho que metan un pianito, unos chelos y hasta trompetas, esto no deja de ser carne para los más fanáticos del lugar. A esos les valdrá porque vuelve el racarraca y porque Rubin ha mezclado esto a un volumen atroz, pero para mí se queda en un noble intento de reconducir una carrera que lleva ya bastante tiempo sin guía y sin frenos hacia la irrelevancia más absoluta. Y aun así, se aprecia mejoría.
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