Don Juan's Reckless Daughter (Joni Mitchell, 1977)
JAZZ/EXPERIMENTO. Con su noveno disco, Joni Mitchell parece decidida a romper la baraja. Empieza desde la suavidad y la sutileza más satinadas, pero en cuanto colocamos la segunda rodaja (sí, es doble), la cosa se vuelve más farragosa y más radical dentro de los meandros sinuosos de una música que siempre va a ser más voluptuosa y sugerente que abrupta o agreste.
Ya digo que el primer volumen, por mucho que empiece con una obertura en la que graba seis guitarras a la vez en diferentes afinaciones o dedique toda la cara B a una pieza de dieciséis minutos en la que improvisa al piano acompañada por la orquesta, no deja de reflejar el sonido acolchado y sinuoso con el que nos venía regalando desde principios de década.
La cara C parece querer continuar con todo este ambiente entre lo insustancial y lo elegante. Hasta que llegamos al segundo corte, todo un festín percutivo en el que nos sorprende un latin jazz en toda regla bien regado por las imprecaciones y llamadas a las armas en perfecto castellano por parte de miembros de Weather Report, los cuales intervienen en todo el álbum. En este punto habría que mencionar la huella indeleble de un Jaco Pastorius al bajo que para Mitchell se había convertido en imprescindible.
En resumen, Joni se divierte como nunca, entregada a la vertiente más tórrida y rítmica de un jazz que la había poseído por completo. No se puede decir que lo haga mal, aunque tampoco vamos a negar que su blancura canadiense nunca fue pensada para tales menesteres. Todo eso junto a sus eyaculaciones verbales de costumbre, poesía o escritura automática, que le permiten entregar un par de clásicos para su repertorio ("Paprika Plains", "Don Juan's Reckless Daughter"). Por mucho que queramos menospreciar al "disco raro" de la cantautora, no deja de ser una demostración de que ella siempre ha estado a otro nivel.
★★★☆☆
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