viernes, 12 de febrero de 2021

Vendería hasta a mi madre

Beatles for Sale (The Beatles, 1964)

POP. En este disco parece como si los Beatles estuvieran probando cosas de cara a una vuelta de tuerca en su sonido. Incombustibles como parecían en estos años dorados, las giras interminables y la erosión de la fama tan explosiva que estaban experimentando les hizo mella de alguna forma y el disco suena más reposado que los anteriores. Además se percibe un giro sutil pero evidente hacia el country y el folk norteamericanos.

Mucho se ha hablado de la influencia que los de Liverpool tuvieron en la mutación eléctrica de Bob Dylan y no tanto del influjo obsesivo que Dylan llegó a tener en ellos, particularmente sobre John Lennon. Todo parece que cristalizó en ese famoso encuentro que tuvieron los cinco titanes un 28 de agosto de 1964 (este disco se publicó en diciembre). Una cita legendaria en la que se conocieron en persona y departieron de lo humano y lo divino después de un concierto de los Fab Four en Nueva York.

Comoquiera que fuese, lo cierto es que la influencia es palpable en esta obra. Un disco que, puede que por el cansancio y la presión, volvió a incluir un grupo de versiones tal y como habían tenido costumbre de hacer hasta "A Hard Day's Night" (1964). Versiones, cómo no, de lo más granado del rock y el rhythm & blues norteamericano. Un detalle más que acercaba a los de Liverpool a unos Estados Unidos donde ya eran los nuevos reyes.

Un gran disco en definitiva, algo irregular también, pero el ejemplo perfecto de lo que hacía el grupo en esos primeros años. Esto es, empaquetar el puñado de singles inapelables de rigor con unas cuantas canciones propias o ajenas y a tirar millas. No se puede decir que no lo hicieran bien, aunque para empezar a paladear cosas de más enjundia todavía les quedaba un añito y un disco más. Gloriosa espera, no obstante.

★★★

A1 No Reply
A2 I'm a Loser
A3 Baby's in Black
A4 Rock and Roll Music
A5 I'll Follow the Sun
A6 Mr. Moonlight
A7 Kansas City / Hey-Hey-Hey-Hey!
B1 Eight Days a Week
B2 Words of Love
B3 Honey Don't
B4 Every Little Thing
B5 I Don't Want to Spoil the Party
B6 What You're Doing
B7 Everybody's Trying to Be My Baby

 

 

La obsesión del grupo por Dylan no venía de lejos ni nada de eso. Fue en la primavera del 64 cuando descubrieron al cantautor a través de su The Freewheelin' Bob Dylan (1963), un disco que, en palabras de Lennon, se pasaron semanas escuchando sin parar. Precisamente fue John el que se enamoró más locamente del estilo del de Duluth, siendo la fuerza motriz más importante para que cogiera la acústica y empezara a escribir canciones más poéticas y narrativas.

Lo que pasó esa noche del 28 de agosto en la que se conocieron lo sabrán ellos y pocos más, pero hay consenso en varios puntos. The Beatles dieron un concierto en la Gran Manzana y Dylan tampoco es que se desviviera por conocerlos, ya que fueron ellos los que tuvieron que cruzar la ciudad para encontrarse con él después del bolo. Charlaron mucho, no hay duda, pero también podemos decir que "desconectaron" un poco. No en vano, es de dominio más o menos público que fue el Bardo el que introdujo a los de Liverpool en la marihuana.

Después de eso, bueno tampoco es que se encontraran en público en demasiadas ocasiones, aunque siempre se manifestaron un respeto indestructible. Dylan llegó a escribir una canción en honor de Lennon, la cual publicó en 2012, aunque las malas lenguas dicen que no parece dedicada al Lennon que Dylan conoció, sino que puede ser otro juego del cantautor. En cualquier caso, el juego de influencias siempre fue de ida y vuelta, por mucho que casi todo el mundo coincide en que The Beatles se imbuyeron mucho más de Dylan que al revés. Ahí están los discos. Juzguen ustedes mismos.

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