Three Imaginary Boys (The Cure, 1979)
POST-PUNK. El debut de The Cure tiene la caradura de defenderse a pesar de dejarse fuera temas como "Boys Don't Cry", "Killing an Arab" o "Jumping Someone Else's Train", tres de sus singles más incontestables de esta época primeriza. Unos singles que sí que incluyeron en ese Boys Don't Cry con el que probarían el asalto al mercado americano un año después.
No estamos hablando de menudencias, sino de una cuestión capital. Dichas ausencias son clave para explicar lo que podía haber sido un disco de un grupo que apunta maneras, pero que no podemos más que englobar aún en una borrosa y gris incógnita. Su pop de corte punk es gustoso y multicromático, eso es cierto. Además, ya muestran con cierta claridad pistas de su inmersión futura en terrenos más abisales. Se ve en el aire premonitorio y oscuro de cosas como "Another Day" o el tema que titula el álbum, más que canciones, negros presagios.
El problema está en que el disco es bastante sosete en su conjunto. No hay problemas con las melodías, aunque pocas han aguantado como para ser incluidas en sus conciertos con los años, pero sí que por la producción, la interpretación, los arreglos o lo que sea, todo suena anémico y sin la energía ni la ominosidad que ahora sabemos que podemos esperar de Robert Smith y los suyos.
Y encima aún no estaba Simon Gallup. Si es que...
★★★☆☆
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