martes, 23 de noviembre de 2021

Bárbaros en Marte

Doremi Fasol Latido
(Hawkwind, 1972)

ROCK ESPACIAL. El tercer disco del combo es el primero con su nueva base rítmica, nada menos que Simon King a la batería y un tal Lemmy Kilmister al bajo. Incorporaciones ambas que incidirían de manera decisiva en el nuevo sonido de un grupo que empieza a apelar cada vez más claramente a esa psicodelia pedregosa de apariencia alienígena y alma pagana. Como unos vikingos del espacio, estos bárbaros utilizan el primitivismo de la piedra y el feedback como materia prima, por mucho que lo vistan de plásticos y colores estroboscópicos.

Eso es lo más significativo de un disco que nos ofrece una gran versión del grupo, pero no la mejor. El estudio limita en demasía unos desarrollos pensados para otras lides. No hay más que ponerse el posterior directo Space Ritual (1973), su obra maestra, para darse cuenta de que el potencial de estas melopeas está aquí algo limitado, casi diría que amputado como el abrupto final hacia el que se precipita sin remedio "Lord of Light". Un desvanecimiento inexorable que simboliza de alguna forma el quiero y no puedo que puede ser este álbum. Un disco que puede ser brutal en algunos tramos, hipnótico en su aturullado comienzo, pero que deja demasiadas interrogantes al final.

Lo mejor del plástico es que nutre de manera ingente al directo mencionado arriba, cosa que también es su mayor defecto al quedar vapuleado en la comparación. Y sí, como dice más de uno de los músicos involucrados, Lemmy incluido, la producción deja bastante que desear, pero siguiendo con el juego de contrarios, ¡cómo nos gusta eso!

★★★☆☆
 
A1 Brainstorm
A2 Space Is Deep
A3 One Change
B1 Lord of Light
B2 Down Through the Night
B3 Time We Left This World Today
B4 The Watcher
 
Total: 42 min.
 

Lemmy Kilmister se había fogueado en varias bandas ya, pero fue con Hawkwind con los que empezó a pensar seriamente que iba a vivir de la música. Entró en el grupo casi por casualidad, con la idea de sustituir al guitarra solista, Huw Lloyd-Langton. Por una conjunción de circunstancias, al final fue Dave Brock, hasta entonces vocalista del grupo, el que se quedó con el puesto también de guitarrista y Lemmy tuvo que agarrar el bajo de Dave Anderson, el cual había faltado al concierto en cuestión.

Lo más gracioso del tema es que, tal y como recuerda el propio Kilmister, "el bajista, como un idiota, se había dejado el bajo en la furgoneta". Una invitación en toda regla para que el futuro fundador de Motörhead pillara su puesto. Un puesto que se ganó desde el segundo cero mientras aprendía, literalmente, a lidiar con ese instrumento con el que no se sentía nada cómodo. Al menos en el sentido más ortodoxo del término, ya que gracias a esa aproximación tangencial y totalmente personal, fue moldeando un estilo único e inimitable. Un estilo basado en los acordes, la distorsión y el volumen. Como él siempre se ha definido, más que un bajista, un guitarrista profundo.

No fue demasiado lo que grabó con Hawkwind antes de formar Motörhead. A saber, el single "Silver Machine", este disco, Space Ritual (1973), Hall of the Mountain Grill (1974) y Warrior on the Edge of Time (1975). Un puñado de obras que, eso nadie lo discute, conforman la etapa dorada de este combo mutante.

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