jueves, 17 de marzo de 2022

Aullando el suicidio

(GI) (The Germs, 1979)

 

PROTO-HARDCORE. Debut y testamento a la vez para una de las bandas más furibundas y sacrílegas del punk californiano. Con este disco empezó esa corriente que alguien empezó a llamar hardcore, lo que no era más que una aceleración endemoniada del punk de toda la vida con espacio para todo el sinsentido que pudiera pasar por la cabeza de los que estaban tocando.

A poco que investiguemos, encontraremos razones poderosas para sumergirnos en este vómito de electricidad purulenta. Algunas más defendibles que otras, pero todas igualmente suculentas. En primer lugar, esta salvajada fue producida por toda una Joan Jett, heroína de la banda desde sus tiempos en The Runaways, y eso no puede ser malo. Por otro lado, el núcleo creativo del combo lo conformaban Darby Crash al micro y Pat Smear a la guitarra. El segundo acabaría colaborando con Nirvana muchos años después, llegando a ser miembro de los Foo Fighters de Dave Grohl. Eso también es muy bueno.

En cuanto a Darby Crash, el auténtico motor del grupo, sus tendencias suicidas no se puede decir que pasen desapercibidas para cualquiera al que le dé por escuchar esta obra. Cosa que sería grandiosa, si no fuera porque dichas tendencias se acabaron haciendo realidad con la sobredosis de heroína que se provocó él mismo en diciembre de 1980.

Una tragedia injustificable que sobrevino de una pasión y un ansia por arder que fueron las responsables del sonido urgente y agónico de un álbum de punk terminal tocado con las tripas y con toda el alma. Se podrá decir lo que se quiera, pero este (GI) es un disco irreductible, impactante y que no toma prisioneros. Un auténtico capítulo aparte en esto del punk. No en vano, no creo que nadie dude de que con él se pusieron los cimientos de ese hardcore que iba a arrasar con todo a su paso desde sus dos frentes principales, esto es, California y Washington DC. 

Fundacional, por consiguiente, a pesar de jugárselo todo a la carta de arder hasta los cimientos, negando cualquier posibilidad de continuación o desarrollo. Todo un suicidio telegrafiado hasta el último detalle.

★★★★☆

A1 What We Do Is Secret 0:41
A2 Communist Eyes 2:21
A3 Land of Treason 2:02
A4 Richie Dagger's Crime 1:53
A5 Strange Notes 1:49
A6 American Leather 1:08
A7 Lexicon Devil 1:39
A8 Manimal 2:08
A9 Our Way 1:54
A10 We Must Bleed 2:48
B1 Media Blitz 1:28
B2 The Other Newest One 2:44
B3 Let's Pretend 2:27
B4 Dragon Lady 1:35
B5 The Slave 0:57
B6 Shut Down (Annihilation Man) 9:30
Total: 37:04

Darby Crash se suicidó el 7 de diciembre de 1980. John Lennon fue asesinado tan solo un día después. Pueden imaginarse que la repercusión de la pérdida de Crash fue casi nula. Ha sido el tiempo el que le ha ido dando la importancia que merece, por mucho que no sepamos de qué habría sido capaz si hubiera seguido con una carrera musical que tampoco pudo nunca llamarse así.

De él nos quedaremos con esa forma de entregarse hasta ponerse del revés, eso sí, sin servilismos ante una figura que tuvo demasiado de controvertido como para idolatrarla. Mencionemos tan solo esos conciertos en los que se limitaba a gemir, pedir cerveza y arrastrarse mientras el público escribía todo tipo de cosas sobre su cuerpo con rotuladores. Todo en un continuo y extremo estado de embriaguez provocada por todo tipo de sustancias y sin cantar casi nada. Un prenda, eso es innegable, pero qué discazo se marcó.

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