POWER POP. Scott Miller deja en barbecho a Game Theory para liarla a base de bien con una nueva aventura que pone tildes, comas y corcheas a su genio siempre infravalorado. Por quinta vez le produce Mitch Easter, un dato que no nos dice nada a los neófitos, pero que da fe de que, junto a sus toneladas de melodías eléctricas y pasión desbordada, tampoco ha cambiado tanto la cosa desde esos dorados 80 con la banda madre.
Quizás se note un poco la necesidad de un nuevo proyecto en un mayor uso del feedback, llegando a veces a incendiar la habitación con solos de vértigo a las seis cuerdas cortesía de un guitar hero que nadie se esperaba y que se hace llamar Zachary Smith. No es que sus deflagraciones sónicas inunden un disco que podríamos calificar de electroacústico, pero cuando aparece se hace notar, créanme.
Todo esto y mucho más podremos encontrar en esta obra larga y jugosa. Un álbum lleno de melodías brumosas y estructuras poco claras. Una obra que me parece más enigmática y desafiante que disfrutable. En lo que a mí respecta, y por más que lo he intentado, no he encontrado la forma de atravesar su dura coraza. Me quedo en una superficie que ya de por sí es lo suficientemente brillante como para captar mi atención. Seguro que el tiempo me ayudará en mis planes de asalto, pero por ahora me quedo a las puertas de Roma.
★★★☆☆
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