Muswell Hillbillies (The Kinks, 1971)
POP ROCK. Aquí nos encontramos a los Kinks en su mayoría de edad, volviendo al barrio que los vio nacer y crecer para cerrar el círculo. Una vuelta a los orígenes que los lleva al rincón más acogedor y escondido de su pub favorito para exorcizar los demonios de una clase obrera siempre vapuleada y nunca justamente alabada. Por eso Ray Davies intenta en este disco devolverles una dignidad que nunca debió serles arrebatada.
El disco, con su sabor a despedida o a una decadencia que no era tal, no fue bien recibido por el público. Sí por la crítica, la cual volvió a estar fina con el grupo a la hora de prolongar un buen estado de forma que no se vio reflejado en las ventas. Una injusticia económica que con los años se ha travestido en ese deseo que no podemos ocultar después de tantos discos del combo. Me refiero a esa fiscalización extrema a la espera de una caída en desgracia que no acaba de llegar. Hay que joderse, pero el décimo disco de los Kinks sigue siendo una obra defendible, disfrutable y hasta orgullosa en su discreto pero irrebatible esplendor.
Una obra preñada de esos Estados Unidos que no siempre defendieron a capa y espada, pero que en el fondo siempre han llevado en su corazón. Ragtime, country y blues sin disfrazar, con ese sabor a años 20 y a entreguerras, con una sapiencia y un buen hacer que no está al alcance de cualquier blanquito, encima, inglés. Podrían haber echado menos de todo eso a la mezcla, pero por suerte no lo hicieron. Así podemos disfrutar de una obra diferente y con personalidad dentro de un buen ramillete de ellas. Por mucho que queramos pensar que a estas alturas ya estaban acabados. De eso nada, monada.
★★★☆☆
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