Songs to No One 1991-1992 (Jeff Buckley & Gary Lucas, 2002) [RECOPILATORIO]
SONGS TO THE SIREN. Se podrán decir muchas cosas de las exhumaciones que viene realizando Mary Guibert, madre de Jeff Buckley, del material que su hijo dejó sin publicar, pero desde luego no se puede negar que los títulos que les ponen les vayan al pelo. Entre bocetos para borrachos, misteriosos chicos blancos y canciones sin destinatario, los curiosos podemos intentar saciar el hambre del que se quedó a medias, mientras que los herederos y arribistas, no les culpen, tratan de sanear su cuenta corriente.
Ahora le toca el turno a los primerísimos pasos de Buckley en el mundo de la farándula. Unos primeros momentos que fueron decisivos para la formación del animal artístico en el que se acabó convirtiendo. Y unos primeros pasos en los que contó con la estimable ayuda de todo un Gary Lucas, miembro de la archiconocida Magic Band de Captain Beefheart. Un guitarrista imaginativo y planeador que fue clave a la hora de moldear clásicos como "Mojo Pin" o "Grace", esta última ¿con armónica?, los que iban a ser más que posiblemente dos de los hitos más importantes de Jeff en toda su carrera.
Creo que a estas alturas huelga decirlo: no nos van a dar nada que pueda igualar el efecto de ese Grace (1994) con el que se aseguró su pedazo de eternidad. Por eso debemos tasar estos artefactos con otra mirada. Si nos arellanamos sin esperar lo que no debemos y simplemente nos dedicamos a observar la fotografía del momento, creo que este recopilatorio tiene su valor. Ya sea por apreciar lo buenas que eran las canciones que lo encumbrarían ya desde su estado embrionario, ya por curiosear filias no tan explotadas después, como esa vena setentera que no solo se mira en sus idolatrados Led Zeppelin, sino en cosas menos obvias para él como Black Sabbath ("Cruel"), o en el folk más florido ("She Is Free"). Lo cierto es que todo acaba haciendo de esto una compilación interesante, eso sí, solo para muy iniciados. Puede que no sea poca cosa, no lo sé. Al fin y al cabo al 90% de la humanidad le importará un bledo lo que suena aquí y no podemos olvidar que la mayoría de estos temas quedaron olvidados y no fueron retomados.
Algún problema tendrán, ¿no creen? Fijándonos en todos los detalles no podemos obviar que para pasar por el aro, Mary Guibert se empeñó en añadir instrumentos para reformar los temas originales del dúo, cosa que enfadó ostensiblemente a Lucas. El guitarrista Bill Frisell y la banda de jazz Sexmob se encargaron de los doblajes bajo la dirección de un Hal Willner que siempre es síntoma de calidad. Se podrá decir lo que se quiera del resultado final, pero no que no se cumple esa máxima una vez más. Otra cosa es que eso sea suficiente.
★★☆☆☆
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