Stained Class (Judas Priest, 1978)
HEAVY METAL. Stained Class tiene el problema de que, dependiendo del camino que hayas tomado para llegar a él, te va a llegar más o menos. En mi caso, todo ese recrudecimiento de su sonido que parece que significó se queda en casi nada, ya que llego a él atraído por lo insolencia callejera de ese British Steel (1980), que me había dejado con ganas de más. Unas ganas que esperaba saciar con el cuarto álbum de la banda, cosa que no puedo hacer como esperaba.
Sí que encuentro notable la incorporación del bueno de Les Binks a la batería y aprecio sobremanera su dinamismo y su magnífico trabajo con los toms y los aéreos. En cuanto al sonido del conjunto, es cierto que se ha endurecido, con un Rob Halford aplicado hasta el tuétano en esparcir su furia vocal y un desboque eléctrico muy palpable. Una rabia que en general tampoco llega a lo que harían en el futuro. Por eso este disco tan bien construido me resulta un poco frustrante.
Entre todas estas novedades, la emoción épica de "Beyond the Realms of Death", con aires de power ballad, o la rudeza ampérica de "Heroes End", son quizás lo que encuentro más destacado en este favorito de la afición. Poca alabanza, lo sé, para una obra tan bien considerada por los aficionados más jarcor, cuando además no debería olvidar que para la época en la que fue grabado esto suena crudo y visceral con ganas. No, no me olvido de que estamos a finales de los 70, algo que me hace pasar por alto algunas cosas.
Otra cosa es que pueda entronizar un disco en el que los Priest intentan combinar la dureza rocosa de Purple con la mística tenebrosa de Sabbath, pero al que le acaban fallando las proporciones. Puede que sea un error mínimo, pero si sumamos los detalles, al final habría que calificar a Stained Class como un buen álbum, sí, uno más de esos a los que darle un par de vueltas. Nada más.
★★★☆☆
No hay comentarios:
Publicar un comentario