lunes, 8 de abril de 2024

Sueños ilegales

Ojalá que llueva café (Juan Luis Guerra & 4.40)

MERENGUE. Juan Luis Guerra es considerado un auténtico poeta en Latinoamérica, uno de la estirpe de Rubén Blades a la hora de hablar con finura de los gozos y las miserias de su pueblo. Gozos y miserias que rodea de todo un festival de ritmos calientes en los que la bachata y el merengue son el plato principal. Con este Ojalá que llueva café, su cuarto álbum, rompió la baraja y consiguió el éxito internacional que llevaba años mereciendo.

En España el disco se vendió como rosquillas y ayudó a cimentar la fama y el prestigio del dominicano y su banda. No puedo decir que fuera algo inmerecido. En absoluto. La sutileza y el detallismo lírico conviven a las mil maravillas en su obra maestra. En canciones tan deliciosas como "Visa para un sueño", la titular, la actualización del clásico "Woman del Callao" o "Reina mía" encontramos motivos para el regocijo, nos gusten los ritmos caribeños o no. Simplemente no te dejan pensar, te cogen por la cintura y te sacan a la pista sin admitir discusión alguna.

El resto es lo que cojea en un álbum que con las escuchas se me ha quedado lejos de la genialidad que esperaba. Es en esas otras tonadas en las que encuentro demasiado engolamiento, insulsez o un dulzor entre impostado y excesivo. No sé, con lo que me maravilla el arranque y parte del final, lo que hay en medio me ha acabado decepcionando. Buen disco, fundamental para fajarse en estas lides, pero se me acaba quedando corto.

★★★☆☆

1 Visa para un sueño 3:28
2 Ojalá que llueva café 4:13
3 Razones 3:59
4 De tu boca 4:45
5 La gallera 3:56
6 Woman del Callao 4:23
7 Reina mía 4:07
8 Ángel para tu tambora 3:18

Total: 32:09

No debería ser sorprendente, pero el componente africano está más que patente para mí en esta obra. Será por eso que algunos arreglos de viento me llevan de cabeza a ese Graceland con el que Paul Simon puso el mundo patas arriba en 1986. Puede que haya influencia del titán norteamericano, pero más bien lo que creo es que las raíces africanas están impresas en la música caribeña per se.

En cualquier caso, hago notar la relación por curiosa e inesperada. Llámenme loco, pero no lo puedo evitar.

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