MESTIZAJE. Está Graceland y está el "Mito de Graceland". Y la verdad, después de un buen puñado de escuchas, no sé cuál de los dos es más grande. Me queda claro que estoy ante un disco monstruoso por sus canciones y por los músicos que las ejecutan. Todo suena aquí con una seguridad y un fluir tan aplastantes que queda claro al instante que está tocado por auténticos titanes. Los músicos africanos tienen ese algo especial que nadie más tiene. Punto.
Tampoco olvido el peso que en cualquier valoración puede tener ese "Mito de Graceland". Esa vitola de disco influyente y que enseñó al mundo los placeres del continente negro. Un peso que podría hundir al álbum si no fuera por el hecho de que casi todo lo que cuenta ese mito es verdad. De bien nacidos es ser agradecidos, y lejos de pensar que Simon se apuntó aquí más de un tanto oportunista, habría que destacar el hecho de que dio alcance mundial a músicas y artistas que siempre lo habían merecido, pero que sin él puede que nunca lo hubieran conseguido. Youssou N'Dour, King Sunny Ade o Ladysmith Black Mambazo, por decir tres, tienen mucho que agradecer a este disco. Tanto como nosotros a ellos por habernos ofrecido algunas de las mejores músicas que se puedan escuchar.
Graceland se ha perpetuado en el tiempo como una obra íntegra y completa. Los años son los que otorgan el veredicto final. Y este disco merece los mejores parabienes. Es grande por derecho. Un mito del mestizaje bien entendido. El principio y el espejo.
★★★★☆
No hay comentarios:
Publicar un comentario