GARAGE ROCK. Después de incendiar el noroeste con sus versiones del soul y el rock & roll inyectadas con el sonido más garajero e infecto, los Sonics ficharon por una discográfica con algo más de alcance, Jerden Records, sin saber que con eso estaban firmando su acta de defunción. Al menos su final como la banda furibunda que habían sido.
Con ellos lanzaron este único disco antes de que Gerry Roslie abandonara el grupo. Se trata de un disco a todas luces mejorable, aunque todavía conserva un corazón rabioso que le da más valor del que muchos quieren otorgarle. Lo peor del mismo está en que consistía en un intento algo burdo por parte de la discográfica de ampliar el público del grupo. ¿Cómo? Suavizando su sonido, cómo no, tratando de hacerlos una especie de émulos de los Rolling Stones. Algo que más bien parece que surgió de ellos mismos en su deseo por ampliar horizontes. El culmen de esta dulcificación está en la balada "Love Lights", que, sin estar mal, ningún fan reconocería como propia de los Sonics.
Aun así, no creo que esta balada sea lo más flagrante dentro del disco. Es cierto que choca mucho y baja las revoluciones de manera demasiado radical, pero, como digo, al menos es bonita. Lo peor está en la melaza que nos meten de manera encubierta en números que pretenden ser cáusticos y no pasan de envarados ejercicios de estilo con el rhythm & blues más predecible y estandarizado por bandera. "On the Road Again", "I'm Going Home" o "I'm a Rolling Stone" (se podían haber cortado con ese título) aun bien hechas, no representan ni por asomo el espíritu rebelde y casi diría que indomable de los de Tacoma.
No, si a los Sonics se les idolatra como unos de los precursores originales del punk rock, no es por este disco. Y eso que aquí todavía se les puede disfrutar como la banda seminal que fueron y que siempre serán. Un título que se ganaron a base de rajo y furia, y que debemos celebrar hasta desgañitarnos por siempre jamás. También con este álbum. A ratos.
★★★☆☆
Total: 24:44
Resulta curioso, aunque comprensible, que después de un par de años desde su primer álbum y tres de su primer single, "The Witch", los Sonics titularan su nuevo álbum como Introducing the Sonics, presentando a los Sonics. Digo que es comprensible porque estaban estrenando discográfica y estaba claro que sus ejecutivos pretendían darle un lavado de cara al grupo para lanzarlo a un mercado más masivo.Dejando de lado que eso estaba condenado al fracaso porque significaba amputar la idiosincrasia más profunda alrededor de la que gravitaba el combo, puede ser más o menos legítimo. Y también explica el hecho de que incluyeran dos de sus éxitos más inmortales, ya incluidos en su estreno. "The Witch" y "Psycho", por mucho que estuvieran aquí con la intención de que más gente ajena a la banda se acercara a escuchar, creo que han hecho más daño que otra cosa a un disco que, bien mirado, no está nada mal, pero que es difícil tomarse en serio por detalles como ese.
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GARAGE ROCK. Recopila temas de entre el 65 y el 69 no incluidos en ninguno de sus tres primeros largos. Esto quiere decir que el material aquí alojado va desde los momentos primigenios de la banda hasta sus grabaciones en Jerden Records, en un viaje en el que debemos marcar un antes y un después en "Any Way the Wind Blows", versión de Frank Zappa en dos partes que abre la segunda rodaja de este recopilatorio y que supuso su testamento discográfico de facto. Después de este single, Bob Bennett, batería, y Gerry Roslie, organista y cantante, abandonan. A partir de aquí un rosario de sustituciones que acabaron convirtiendo al grupo en una franquicia más que en una banda como tal.
Tras ese final, el desquiciamiento en el grupo era más que evidente. No hay más que echarle una escucha a esa infame "Goodbye", con sección de cuerdas incluida, en la que ya no estaban todos los miembros originales del combo, y que firmaban como Jim Brady and The Sonics. Nada que ver, pero nada en absoluto, con las canciones crujientes y salvajes con las que nos regalaban pocos años antes. Una mutación tan cruenta, tan infame y tan radical que parece que estamos hablando de dos bandas diferentes.
De todo eso deja constancia este álbum. Ese es su único valor: el dolor que produce un viaje que empieza anfetamínico y termina adormecido por la pompa y el melodrama más insufrible. Poca gozada (pero intensísima) y mucha pena en un documento tan interesante como para olvidar.
☆☆☆☆★
Vol. 1
Total: 67:15
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