sábado, 11 de julio de 2009

09/07/09: morente & lagartija nick - axerquía - córdoba


La noche se presentaba jubilosa y no defraudó. Con puntualidad casi inglesa (10 minutos de retraso), Don Enrique Morente apareció sobre el escenario acompañado de un grupo de palmeros, cantaores, bailaores todoterreno. Formando un semicírculo se conjuraron a algún dios antiguo con sus letanías flamencas y arcanas. La ceremonia salió bien porque lo que siguió tiene difícil descripción con humildes e insulsas palabras. Podríamos dejarlo en que poco a poco nos fue introduciendo en un mundo único a través de cantes flamencos que no puedo clasificar dentro de los palos clásicos que tocados por su cante se quedan en un algo que está más allá de catálogos y de normas. El público esperaba impaciente Omega pero poco importaba porque el buen rollo y las ganas de empaparse en lo que quisiera ofrecer el maestro flotaban en el ambiente. Vamos, que hambre que espera hartura no es hambre ninguna, y si mientras, se nos obsequiaba con jamón, queso y buen vino, pues cómo se podría quejar uno.

Así se produjo la espera paciente y sublime que no vaticinaba el estallido de júbilo que se produjo cuando el escenario se llenó con un cuadro flamenco al completo y entró Lagartija Nick a agarrar su armamento. Fue entonces el momento de levantarse de las gradas de dura piedra para abalanzarse hacia el escenario. Era como si una voz inaudible guiara a una audiencia entregada antes de empezar. A partir de ahí, el acabose. Morente ejerció de perfecto cicerone por los vericuetos más duros de Omega y Lagartija no defraudó con un sonido monstruoso de guitarras hirientes y, sobre todo, una batería que lo engullía todo con ritmos de luto o debacles percutivas que amenazaban con echar el teatro abajo. Erik Jiménez (también de Los Planetas) estuvo colosal, entregándose al máximo y rompiendo alguna que otra baqueta.

Por desgracia también habría que señalar algún que otro problemilla con el sonido que deslució una "Vuelta de paseo" que se prometía apoteósica y quedó en menos por este motivo. Nada importante. Enseguida se retomó el vuelo y Morente demostró lo relajado y a gusto que se sentía regalándonos unos bises extraordinarios en los que parecía que no se querría marchar nunca. Así se fue apagando el concierto entre homenajes a Michael Jackson, aportaciones de Estrella Morente e intento de baile incluído del propio Enrique. Un momento de comunión único y una experiencia inolvidable. A pesar de los pesares, a ver quién supera esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario